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Raúl Castro recibe a siete congresistas demócratas de EE UU

Cuba toma la visita, realizada a título personal, como un gesto de distensión

Los gestos de distensión entre La Habana y Washington no son espectaculares, pero se suceden. El último tuvo lugar en Cuba el lunes y duró cuatro horas y media. Fue el tiempo que dedicó Raúl Castro a conversar con siete congresistas estadounidenses demócratas que visitan la isla desde el viernes, a título personal. Se trata del primer encuentro del presidente cubano con políticos de EE UU desde que relevó en el mando a su hermano Fidel, enfermo desde julio de 2006. Tres de los legisladores fueron invitados a reunirse también con éste poco antes de regresar a Washington, en un nuevo guiño conciliador.

Según ambas partes, el encuentro con Raúl Castro transcurrió en un ambiente distendido y constructivo. La congresista Barbara Lee, que encabeza el grupo de legisladores, dijo que a su regreso a Washington comunicarán al presidente Barack Obama su percepción de que ha llegado "el momento de hablar con Cuba". Lo harán, dijo, antes de la Cumbre de las Américas, que se celebrará del 17 al 19 de abril en Trinidad y Tobago. En vísperas de esta reunión, que convoca EE UU con todos los países del hemisferio excepto Cuba, Obama podría liberar las trabas que impiden a los cubanoestadounidenses viajar y enviar remesas a la isla. Un gesto unilateral de acercamiento a La Habana.

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Las autoridades cubanas informaron de la reunión en un escueto comunicado que expresó que Raúl "reiteró" a los congresistas lo que ya ha expuesto "de forma diáfana: su disposición a dialogar sobre cualquier tema, teniendo como únicas premisas la igualdad soberana de los Estados y el absoluto respeto a la independencia nacional".

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La nota agregó que durante la reunión hubo un "amplio intercambio de criterios" y que se abordó "la posible futura evolución de las relaciones bilaterales y los vínculos económicos, luego de la llegada al poder de una nueva Administración norteamericana".

La delegación de legisladores -la mayoría afroamericanos- viajó a La Habana a título personal, no como enviados de Obama. Aún así, Cuba interpretó su visita como una señal de distensión. "Valoro el gesto del grupo legislativo", escribió ayer Fidel Castro en un artículo de prensa, un día después de declarar que no "temía el diálogo con EE UU".

El ajedrez político de la distensión se juega con comprensible cautela en ambos lados. Está claro que el levantamiento del embargo se ve todavía lejos, y cada movimiento es sopesado minuciosamente. El próximo tendrá lugar en Washington, confirmó ayer el asesor especial de Obama para la Cumbre de las Américas, Jeffrey Davidow. "Podemos esperar cierto relajamiento o cambios en lo que respecta a las restricciones de remesas familiares y viajes familiares", dijo el funcionario. Davidow añadió: "El presidente ha dicho que quiere autorizar a los cubanoestadounidenses a tener más contactos. Son los mejores embajadores posibles".

Raúl Castro, a la derecha, con los congresistas de EE UU, en una imagen cedida por el diario oficial <i>Granma.</i>
Raúl Castro, a la derecha, con los congresistas de EE UU, en una imagen cedida por el diario oficial Granma.EFE

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