Condenado a 16 años por matar de un navajazo a otro joven en un pub
Un único navajazo de JL.L.G., de 23 años, acabó con la vida de un soldado de la misma edad durante una discusión en un pub del barrio bilbaíno de Zorroza, el 4 de marzo de 2007. La Audiencia Provincial de Vizcaya ha condenado a 16 años de cárcel al agresor, del que destaca "la especial peligrosidad criminal", por asestar a su víctima un navajazo en el corazón, según recoge la sentencia, que también impone un año de prisión por encubrimiento a MC.C.R., cuñada del procesado, por haber escondido el arma del crimen. Además, el acusado deberá indemnizar con 120.000 euros a los padres de la víctima y con 20.000 al hermano.
Según la resolución judicial, la víctima se encontraba en compañía de unos amigos en el pub Cooppy, de Zorroza, cuando, "como consecuencia de una bebida que se había caído", se produjo una discusión verbal con el condenado, después de la que ambos se dirigieron al exterior del establecimiento hostelero. "Antes de salir al exterior, en el descansillo existente entre la puerta y la galería, el acusado, haciendo uso de la navaja de hoja metálica monocortante de 10 centímetros de largura y unos 10 milímetros de anchura que portaba en la mano izquierda, asestó a la víctima una única puñalada a la altura del pecho, mortal de necesidad al afectar al corazón, causando un hemopericardio agudo, deviniéndose al poco tiempo la víctima y falleciendo en el acto".
El fallo destaca la especial peligrosidad criminal del acusado, de 23 años
El fallo destaca que el procesado aprovechó la "situación de indefensión" en que se encontraba la víctima. Tras clavar la navaja en el pecho de la víctima, varias personas que acompañaban al malherido y otras que se encontraban en las inmediaciones "trataron de evitar" que el agresor huyera, por lo que éste se refugió, de nuevo, en el pub junto con su novia y su cuñada.
Los dos condenados se introdujeron en el baño del local hostelero, mientras el dueño del pub cerraba la persiana de acceso. Finalmente, ante la presencia de la Ertzaintza, todos salieron y los agentes comprobaron cómo la mujer que se había encerrado con el agresor en el baño había tratado de esconder la navaja lanzándola tras una máquina recreativa.
El acusado reconoció desde el inicio ante los agentes de la Ertzaintza que había sido el autor de los hechos.
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