El chico impecable
Higuaín es el máximo goleador y asistente del Madrid
Impecable. Cada vez que se le pregunta a alguien del cuerpo técnico del Madrid por el Pipita Higuaín todos contestan lo mismo: impecable. "Es un chico extremadamente disciplinado", aseguran los ayudantes de Juande Ramos. El jugador perfecto de toda la vida: se entrena bien, marca (es el máximo goleador del equipo con 16 tantos, seis de ellos decisivos para los tres puntos), hace marcar (es también el máximo asistente, con siete) y sobre todo nunca se queja cuando no juega. Prueba de ello es que Higuaín llevaba sin ser titular desde el pasado 28 de febrero (contra el Espanyol) y se ha quedado en silencio sin rechistar. En tan humilde que su máxima expresión de felicidad cuando abandona la zona mixta después de haber marcado se limita a una sonrisa forzada. "Bueno sí, estoy muy contento", es su resumen.
"Aquí parece que, si no marcas dos más, no sirve de nada", se rreivindica el delantero
"Me convenció, tenía hambre en los ojos", dice el responsable de su fichaje
Desde que llegara a Chamartín, en diciembre de 2006, ha tenido una progresión espectacular. Con Capello jugó 19 partidos y marcó dos goles. Uno de ellos, decisivo para la conquista de la Liga: el del 4-3 contra el Espanyol. El técnico italiano, que no quería abusar de Higuaín porque, con 18 años le veía como un jugador para el futuro, se vio obligado a acortar los plazos de adaptación. Schuster nunca lo mimó demasiado (jugó 25 partidos, pero sólo siete de titular y sumó ocho goles). Al alemán siempre le han gustado más los jugadores hechos y se quejaba de que el chico era demasiado inseguro delante del portero. "No puede ser tan discontinuo", decían los ayudantes del alemán que trabajan a diario para intentar corregir esos pequeños defectos. Pero él, una vez más, marcó el gol decisivo para la conquista de la Liga. Fue en Pamplona bajo un diluvio (1-2). Eso, según aseguran en el club, le cambió el chip y le hizo ser consciente de su potencial.
Aun así, la falta de definición que se le achacaba hace año y medio, de vez en cuando vuelve a atormentarlo. Así se lo recordaron el sábado en La Rosaleda cuando, después del gol, falló otras dos ocasiones claras. De sus pies salieron cuatro de los cinco remates a puerta del Madrid. Él enchufó uno. "Aquí parece que si no marcas dos más, no sirve de nada", contestó al final del encuentro. Es la respuesta más seca que ha dado en tres años.
De los fichajes de invierno de la época Calderón, Higuaín es el que más rendimiento ha dado. "Siempre supe que tenía carácter", reconoce Franco Baldini, secretario técnico con Capello y responsable del fichaje del Pipita. Fue un antiguo amigo de Baldini y ojeador en América Latina quien le señaló al ex delantero de River Plate. "Me dijeron que había un chico que había subido al primer equipo y que había enfilado seis partidos seguidos de titular. La semana siguiente había un Boca-River y decidimos grabarlo para ver qué tal", recuerda Baldini. Ese partido lo vio al día siguiente en uno de los despachos del Bernabéu junto a Capello. Pedja Mijatovic, el director deportivo, iba y venía. "Ves enseguida cuando alguien se mueve como un jugador, él lo hacía", comenta Baldini, quien viajó a Buenos Aires para verle jugar en vivo y conocerle: "Me convenció, además de buen jugador era listo, tenía esa luz de hambre en los ojos". Dos meses después de aquel encuentro el Pipita llegó a Madrid.
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