Velos y plegarias en la MTV islámica
¿Puede un videoclip musical ser islámico? Cuestión de opiniones. Sin embargo, el egipcio Ahmed Abu Haiba siempre tuvo claro que los provocativos contoneos de Haifa y el continuo quitarse velos de Nancy Akram en el medio centenar de cadenas árabes imitadoras de la MTV, no lo eran. Así que decidió poner su experiencia como productor y guionista al servicio de un proyecto novedoso: una televisión atractiva para los jóvenes y respetuosa con el islam. 4Shbab TV salió al aire en febrero y ya está dando mucho que hablar.
Con un lenguaje televisivo fresco, de planos rápidos y continuos bailes de cámara, su formato no tiene nada que envidiar a los canales musicales más populares, como Rotana. Incluso el nombre de la cadena es un guiño a sus telespectadores potenciales. El anglo-árabe 4Shbab se lee for-shebab: para los jóvenes.
"Quieren mostrarles el islam de una forma moderna", interpreta Nader Gohar, un productor egipcio. "No aparecen clérigos con sus sotanas y su lenguaje tradicional, sino que aconsejan rezar, ayudar a otros musulmanes o dar limosna de un modo indirecto", explica en un e-mail.
4Shbab no esconde sus intenciones. Emite bajo el lema Escucha la melodía del islam. Con ese fin, recurre a vídeos de hip-hop y rap de intérpretes musulmanes de Estados Unidos y Europa que, en lugar de cantar sobre drogas y dinero, hablan de plegarias y de Dios. Incluso su particular OT tiene connotaciones religiosas. Se titula ¿Quién quiere ser una estrella islámica del pop?
Los islamistas han puesto el grito en el cielo. Para ellos, todo resulta anatema. Los más radicales consideran que la música es pecado y punto. De hecho, la cadena está recibiendo muchos ataques. Desde los sectores más liberales, también se le mira con recelo. Las mujeres han criticado que las únicas féminas que aparecen sean madres con niños en brazos o recién casadas tapadas hasta las cejas. Aunque es verdad que la sexualidad explícita de muchos vídeos tiene poco que ver con la moral imperante en la calle, las árabes tampoco se limitan ya a esos papeles tradicionales.
Aun así, varios inversores de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos han visto una oportunidad de negocio. Mientras que los canales religiosos en los que un predicador barbudo sermonea a los televidentes apenas tienen seguimiento, las cadenas dedicadas a los vídeos musicales se han hecho con el 14% del mercado televisivo árabe y los jóvenes constituyen el grueso de su audiencia. Confían en que unir ambos resulte lucrativo, además de ético. "Es otro intento de los saudíes para controlar los medios árabes y quitarle espectadores a Al Jazeera", estima Gohar, el productor, en referencia a la cadena qatarí.
Todavía es pronto para evaluar su éxito. La rivalidad de los canales que muestran mujeres explosivas difícilmente va a desvanecerse mientras la sociedad siga limitando las relaciones entre los sexos.
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