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Reportaje:

"Volamos un muro y entramos"

El primer oficial de Franco que entró en Madrid hace 70 años recuerda el día en que acabó la Guerra Civil en la capital

José María de Yturriaga es un hombre alto, serio y buen conversador. A sus 94 años, había olvidado que tal día como hoy, hace exactamente 70 años, su imagen dio la vuelta al mundo a través de las agencias de prensa y cinematografía. Difundieron entonces su imagen por tratarse del primer combatiente del ejército de Franco que entró en Madrid el 28 de marzo de 1939, tres días antes del fin oficial de la Guerra Civil, el 1 de abril. Con 23 años, boina negra, dos estrellas de teniente, pelliza de ante y botas negras, De Yturriaga marchaba el primero, al frente de una compañía de Ingenieros del Regimiento número 7 de Valladolid que, desde la Ciudad Universitaria, avanzaba por la calle de la Princesa hacia el centro de Madrid.

Su imagen dio la vuelta al mundo al encabezar las primeras tropas
Horas antes de esa foto, se adentró en Madrid en busca de su hermano
Desde la víspera del 28 de marzo de 1939, los combates habían cesado
El camillero Francisco Lucas vio a los ocupantes perderse en Sol

Poco a poco va recordando pausadamente aquella jornada. "Primero tuvimos que volar un muro construido por el ejército republicano que nos impedía el paso a la altura de la perfumería Gal y luego entramos", explica De Yturriaga. "Poco antes, había aparecido junto a nuestras líneas un automóvil sospechoso. Un alférez de mi compañía se subió en él y se adentró en Madrid. Cuando volvió, yo hice lo mismo y me metí en la ciudad en busca de un hermano mío, al que, por cierto, no encontré. Volví a mi unidad y allí recibí la orden de volar el muro de la perfumería. Unos dinamiteros que me traje de Asturias volaron aquello".

"Nos tumbamos en el suelo para evitar que los cascotes nos cayeran en la cabeza. Luego, a pie, marchamos por la calle de la Princesa y en Leganitos y un poco después, ya en la Gran Vía, fuimos retratados y filmados", señala. "Tenía la orden del general Losas de llegar hasta el Palacio de la Prensa, en Callao, e instalarme allí con mis hombres. Pese a a ser todavía teniente oficiaba de capitán".

José María de Yturriaga prosigue su relato: "Llegamos al Palacio de la Prensa; allí encontré a unos militares republicanos". ¿Qué hizo entonces? "Les dije que se fueran". ¿No los detuvo? "¡Qué va! No tenía instrucciones para detener a nadie". Con su unidad, permaneció quince días en el edificio para regresar luego a la Ciudad Universitaria. En el mes de julio de 1939 De Yturriaga abandonó las filas. Luego regresó a la Escuela de Arquitectura, donde culminó sus estudios dos años después. Más tarde, opositó al Ministerio de Hacienda y se instaló en San Sebastián. En los años setenta del siglo XX regresó a Madrid y desde entonces vive en Chamartín.

¿Qué es lo que más recuerda de aquel día 28 de marzo de 1939? "Fue un día tranquilo. Nosotros entramos sobre el mediodía y los madrileños no se enteraron hasta horas después, que se arremolinó ya un gran gentío en Callao y Sol". Entre quienes contemplaban la entrada de los soldados, Francisco Lucas Sansón, de 17 años, camillero de la Cruz Roja, condecorado por sus 300 servicios de recogida de heridos en el Madrid bombardeado. Ya la noche anterior, como miles de madrileños y madrileñas, Fancisco aguardaba expectante. "De boca en boca había corrido la voz: 'hay que esperar tres cañonazos de la batería del Cuartel de la Montaña'. "Pum-pum,...pum", sonaron en la noche. Era la señal. El Ejército Republicano cesaba de combatir", relata. Todo el mundo dejó las armas para marchar a casa o escapar hacia ninguna parte. Amaneció el 28 de marzo. "Con otros de mi edad, yo tenía 17 años, salí a la calle para ver el ejército de los nacionales que se disponía a entrar a Madrid", explica. "Avanzaban en perfecta formación, con botas lustrosas y calcetines, muy blancos, por encima. Los muchachos les seguíamos atentos. Enfilaron la Cuesta de San Vicente y los soldados se iban percatando de los destrozos que habían causado sus bombardeos por las calles que cruzaban. Aún humeaban algunos fuegos". A medida que avanzaban, los soldados iban rompiendo filas. "En la Puerta del Sol carecían ya de la formación militar que traían y se perdieron entre la gente".

"¿La gente de Madrid aquel día? Le había perdido el miedo a la artillería y temía mucho más a la aviación, pero la primera era mucho más peligrosa: proyectiles de obús de 250 kilos cayeron a miles, día y noche durante toda la guerra...".

Francisco Lucas Sansón tiene hoy 87 años, dos hijas y una salud razonablemente buena que le permite vivir con independencia en Santa Eugenia, en la periferia sureste de Madrid. Fotógrafo profesional jubilado, ahora ateneísta y escritor, "del relato de sus recuerdos de aquellas fechas, que marcaron su vida como las de tantos otros, mi padre saca fuerzas para seguir adelante", dice emocionada su hija Pilar.

José María de Yturriaga, arquitecto de 94 años, primer oficial del Ejército de Franco que entró en Madrid el 28 de marzo de 1939.
José María de Yturriaga, arquitecto de 94 años, primer oficial del Ejército de Franco que entró en Madrid el 28 de marzo de 1939.ÁLVARO GARCÍA

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