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Reportaje:

El templo de aquella música nueva

Un filme rescatará la historia de Clangor, la discoteca de la movida en Santiago que empezó a decaer tras la explosión de una bomba del Exército Guerrilheiro

"Yo acababa de llegar de Londres y traía la música nueva", comienza su relato Fernando Pereira. Y con esos mimbres tejió el cesto de Clangor, la discoteca que marcó los 80 en Santiago de Compostela y donde desplegaron su directo Dr. Feelgood, el ex Clash Paul Simonon o Nacha Pop. "Nacha Pop tocaron cinco noches seguidas sin cobrar nada a la sala", relata, "y sólo pusieron una condición: que la entrada fuese gratuita". El local llenó cinco jornadas consecutivas. Abierto de lunes a domingo, el final de la historia comenzó una noche de octubre de 1990, cuando una bomba del Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive mató a tres personas, dos de ellas, los activistas que portaban el artefacto. El cineasta Pablo Iglesias prepara un documental y un "thriller de acción" sobre aquel templo new wave.

Nacha Pop llenó cinco noches seguidas sin cobrar ni entrada ni caché
"La movida de Vigo sólo pensaba en ir a Madrid y contar sus chistes de gallegos"

El primer Clangor abrió en A Coruña. "Era 1980, pero no funcionó", recuerda Fernando Pereira, hoy pintor de renombre, "y decidí intentarlo en Santiago". Un año después, con un nombre que el diccionario de la RAE referencia como el "sonido de la trompeta o del clarín", iniciaba su trayecto, lo más parecido al Rock-Ola, el club mítico de la movida madrileña, que hubo en la capital gallega. "La apertura de Clangor coincidió con el cierre de Rock-Ola, pero el Rock-Ola venía del pasado, de una transición; Clangor era nuevo". La memoria de Loquillo, el de los Trogloditas, está unida a la de Pereira desde que aterrizaron en 1984 sobre el escenario compostelano.

"El local iba más allá de la música", rememora, "era un lugar que conectaba a los artistas". Y la primera sala de la España posfranquista en programar bandas independientes. Loquillo participó ayer en la presentación del proyecto cinematográfico y recomendó a los gallegos, con su proverbial chulería, "vacilar de lo que se tiene": las tablas en las que tocaron Ten Years After, reunidos en formación original tras su concierto de Woodstock (1969), Robert Gordon o Chris Spedding y dj's al tanto de los Clash, Ramones "y buen soul, buen rhythm&blues".

Además, Clangor desafió, en opinión de su fundador, la asociación entre movida gallega y Vigo. "En la discoteca se crearon Golpes Bajos, la banda de Germán Coppini después de abandonar Siniestro Total, pero se trata de una excepción; en Vigo, los grupos sólo pensaban en ir a tocar a Madrid y contar sus chistes de gallegos". Para Pereira, importaba que las bandas de fueran actuasen en Galicia, "traer Madrid a Santiago, no enseñar la retranca en el exterior".

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Fernado Pereira dibuja una ciudad, la de lo que denomina generación Clangor, pintada de idealismo: "Una vez fue la más alegre de España". Pablo Iglesias, el director de la futura película, insiste en el "buen rollo" que respiraba una urbe en la que residían 40.000 universitarios. "Para el documental [que precederá al filme] recogimos el testimonio de un hombre que vivía en Basquiños", ejemplifica Iglesias, que antes ha dirigido Pedro e o capitán, "y caminaba todos los días cinco kilómetros hasta el Clangor para disfrutar de la buena música". El apogeo de la noche compostelana se entrecruza con la convencionalización del consumo de cocaína.

A pesar de que en octubre de 1990, recogen las crónicas, el Exército Guerrilheiro se daba por desarticulado, en un día de aquel mes colocaron cinco artefactos explosivos contra intereses de presuntos narcotraficantes. La Policía Nacional confirmaba, a las 24 horas, que "menudeaban las peticiones de protección" por parte de los narcos. Y en esa oleada, los guerrilheiros José Ignacio Villar y María Dolores Castro entraron en Clangor con una bomba que estalló debido a las vibraciones de un bafle. Murieron ellos y una cliente del local, Mercedes Domínguez. Sonaba, recuerda aún Pereira, Puta's fever, de Mano Negra.

"Siempre tengo la impresión de que se quiere volver a contar la historia de la manera equivocada", apunta, "sobre todo por parte de los que pusieron la bomba". El cineasta Iglesias se previene: "No queremos realizar un filme de ideología política, sino una película de acción basada en un hecho histórico". Al año de los acontecimientos, Clangor reabría con la misma canción. Pero ya nada fue igual. "La gente se fue refugiando en discotecas de los 70, en hoteles con música de los 40 Principales; luego llegó el tecno y el final de una etapa", lamenta Pereira.

El proyecto que recuperará esta historia reciente incluye un concierto que, en 2010, reunirá a Loquillo con The Godfathers, Paul Simonon o integrantes de The Cult.

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