Piedra, albariño y Erasmus
Recetario para dominar la capital gallega, visitando el sorprendente Centro Galego de Arte Contemporánea o el hermoso mirador de Monte Pío, antes de rendirse a la joven noche compostelana
Santiago de Compostela es piedra, es camino, es patrimonio de la humanidad. Pero es mucho más: tapas, jardines, vistas espectaculares desde algunos de sus miradores, jolgorio universitario y nocturno... Es una ciudad de calles bulliciosas, con o sin paraguas de por medio, donde los espacios tradicionales se acaban por mezclar con otros modernos. Un día puede ser suficiente para que el viajero se haga con sus rúas y se vaya con la sensación de haberlo visto casi todo.
10.00
Qué mejor que llegar a la ciudad por la calle de San Pedro - (1) - , la entrada francesa del Camino de Santiago. La calle está casi todo el año poblada por peregrinos que la bajan hacia el casco antiguo para concluir su trayecto en la plaza del Obradoiro. Además del ambiente que le confiere el camino, sus casas de piedra alojan antiguas tiendas y tabernas. Aunque al final de la calle nos aguarda la parte antigua de la ciudad, conviene no impacientarse y visitar el cercano parque del Bonaval, asentado sobre una colina y producto de la unión de los antiguos terrenos de un convento homónimo y un cementerio. Desde su cima se pueden ver las torres de las iglesias de Santiago. Y, cómo no, las de la catedral. Justo al lado del parque está el Centro Galego de Arte Contemporánea (2)
Entrada peregrina
(Valle-Inclán, s/n. www.cgac.org; 981 54 66 19. De martes a domingo, de 11.00 a 20.00), espacio de referencia en la comunidad, que, además de exposiciones, alberga charlas y seminarios (el proyecto arquitectónico se debe a Álvaro Siza). Y, enfrente, el Museo de Historia do Pobo Galego (San Domingos de Bonaval. 981 58 36 20; www.museodopobo.es. De martes a sábado, de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00. Domingos, de 11.00 a 14.00).
12.00
Nos adentramos por primera vez en el casco antiguo para ir a su lugar emblemático: la plaza del Obradoiro (3), donde se asienta la majestuosa catedral de Santiago. Cada día, a las 12.00, se celebra la misa del peregrino, donde en ocasiones, a petición (y sufragio de unos 300 euros) de los propios fieles, se puede ver volar al mítico botafumeiro. El enorme incensario se usa desde antiguo para tapar los malos olores de las decenas de personas que pernoctaban en el templo al concluir el camino. Hoy el uso es más simbólico. Cuando termina la misa, se puede disfrutar con más tranquilidad de la catedral. Es la hora de pasar bajo el altar principal donde supuestamente reposan los restos del apóstol. También de observar el magistral pórtico de la Gloria, donde entre otras tallas está la del santo que da nombre a la ciudad o la del maestro Mateo, autor de las esculturas a quien la tradición popular le atribuye el poder de transmitir su talento a quienes le den tres croques (cabezazos, en gallego). Tras esta visita, es obligatorio pasar tiempo en los alrededores, disfrutando de los edificios que completan la plaza: el Hostal de los Reyes Católicos (plaza del Obradoiro, 1. www.parador.es; 981 58 22 00), hoy parador nacional y antes hospital de peregrinos; el Colegio de San Xerome, sede del rectorado de la universidad, y el palacio de Raxoi (plaza del Obradoiro, s/n), sede del Ayuntamiento de Santiago.
Incienso contra los malos olores
Cercana la hora de comer, podemos abrir boca visitando el mercado de abastos (4) (Ameás, s/n. www.mercadodeabastosdesantiago.com), que ofrece un muestrario de la riqueza gastronómica gallega en forma de suculentas terneras y vistosos mariscos. En el propio bar del mercado lo pueden cocer por un 10% del precio de compra (las bebidas se abonan aparte). Otra opción es volver a la calle de San Pedro, donde hay lugares como O Dezaséis (San Pedro, 16) o el San Clodio (San Pedro, 32), donde degustar a buenos precios un exquisito pulpo a feira o un churrasco. Si hay suerte y luce el sol, lo mejor es aprovecharlo e ir a la terraza de Casa Felisa (5) (Porta da Pena, 5), que cuenta con un espectacular jardín.
14.00
Tras la sobremesa, se puede admirar la fachada barroca -aunque de estilo contenido- del monasterio de San Martiño Pinario (6) (plaza de Fuenterrabía, 3) antes de curiosear en las tiendecitas de la zona vieja, como La Casa de los Quesos (7) (Dos Bautizados, 6), que invitan a comprar tarta de Santiago, crema de orujo o queso de tetilla. En la sucursal local de galería Sargadelos (8) (Nova, 16; www.sargadelos.com), uno se puede dejar tentar por sus famosas cerámicas y sorprenderse con sus diseños más contemporáneos, que también se exponen en el local. Durante el trasiego, se puede descansar en alguno de los locales más antiguos de la ciudad, como la cafetería Derby
Marisco cocido al momento
(9) (Orfas, 29), punto de encuentro de literatos como Valle-Inclán. Tampoco hay que olvidar el Café Casino (Vilar, 35) o el Café Quintana (plaza de la Quintana, 1). A continuación, ponemos rumbo al parque de la Alameda (10), que une el casco antiguo con la zona universitaria.
16.00
Tras una pequeña caminata desde la Alameda, se llega al mirador de Monte Pío (11), donde se puede ver el atardecer sobre la ciudad. En este entorno privilegiado se halla la residencia del presidente de la Xunta. Pero no hace falta toparse con él para disfrutar de los jardines que la rodean y de sus espectaculares vistas de la capital de Galicia.
Entre caminos de piedra
De vuelta al centro, se puede apostar por una sesión de tapeo cuando aprieta el hambre. Con una caña, o mejor un albariño, muchos locales sirven un aperitivo. Si se opta por ir de bar en bar y, tras cuatro o cinco rondas, hará falta pedir mucho más para quedar satisfecho. Muy cuidadas son las que ponen en O Cabalo Blanco (12) (plaza de la Pescadería Vella, 5. 981 56 40 98), pese a que no abre los sábados. Y en el Forest (13) (Abril Ares, 7. 981 57 08 11), se sirve una de las mejores tortillas de patatas de la región. Si aún queda hueco, el periplo puede seguir por O Gato Negro (Raiña, s/n. 981 58 31 05), El Abella (Franco, 30) o Central (Raiña, 15. 981 58 36 64; www.centralrestaurante.com).
19.00
Santiago de Compostela acoge a un gran número de estudiantes universitarios, entre ellos, muchos Erasmus. La mayoría acude a los numerosos bares que pueblan el centro de la ciudad. Como recomendación, A Reixa (14) (Mazarelos, 9. www.areixa.com), un clásico de la noche compostelana. Empezó como refugio de mods, pero su imparable éxito lo ha convertido en un lugar de referencia. Pese a sus reducidas dimensiones, en él han tocado artistas de la talla de Josele Santiago o Nikki Sudeen.
Atardecer con vistas
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