No estaba tan 'chupado'
La mayoría de los suspendidos falló en la prueba psicotécnica
No estaba tan chupado como decía la mayoría de los porteros de discoteca al salir de la prueba de aptitud para poder ejercer su oficio de ahora en adelante. "Si con este examen pretendían hacer una criba, no van a echar a nadie. Ha sido para tontos", aseguraba, enojado, Javier, de unos 40 años, tras acabar el examen en la Facultad de Derecho de la Complutense el pasado sábado. Muchos de los aspirantes incluso habían tirado de chequera para apuntarse en academias que les preparaban para la prueba. El precio de estos cursos oscilaba entre 200 y 400 euros. Todos se jugaban su puesto de trabajo pero sólo 1.606 de los cerca de 2.529 aspirantes a controladores podrán ejercer legalmente su oficio a partir del 4 de abril.
Las bancadas de las facultades de Derecho y Caminos nunca habían sentido tanto músculo sobre ellas. Algunos porteros se examinaban en un día primaveral vestidos con camisetas que dejaban en evidencia sus descomunales torsos y brazos y sus imponentes tatuajes. Los candidatos se enfrentaron a un examen fraccionado en dos partes. La más temida por los examinados fue la inicial, que versaba sobre legislación. En cambio, es en la que se dieron más aprobados. Este examen sólo lo suspendieron 91 candidatos (4%). Dispusieron de una hora para responder a unas 50 cuestiones tipo test que se convirtieron en sencillas dadas las peregrinas opciones de respuesta. Por ejemplo, a la pregunta "Para ser portero de discoteca hay que..." las opciones eran: "Hablar dos idiomas; tener permiso de armas; medir 1,90; ser mayor de edad".
El trabajo en equipo para rellenar el examen también sumó puntos. Los aspirantes echaron mano de las clásicas miradas indiscretas a los compañeros de su entorno, a pesar de que tres auxiliares vigilaban cada sala. Los que mayores dificultades tuvieron fueron los extranjeros, con gran representación en las aulas. Algunos acudieron con voluminosos diccionarios de idiomas.
La prueba psicotécnica, que desató la risa entre los aspirantes, es la que ha arrojado más fracasos (832 suspensos). En Caminos algunos porteros se mofaron de ciertos enunciados por lo disparatado de su contenido. Este examen constaba de dos test de 192 cuestiones en las que se valoraba que los controladores fueran normales, con autocontrol y no agresivos. Los resultados no han respaldado el optimismo que rebosaba la gran mayoría de los examinados.
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