La calderilla toca a su fin
EN 2001 COMENZÓ a ser utilizada en Japón la tarjeta Suica, con tecnología de radiofrecuencia, para hacer pagos en los trenes JR en el área de Tokio. El chip y la tecnología de la tarjeta fueron desarrollados a finales de la década de 1990 por Sony. Se llama FeliCa chip.
La tarjeta incorpora un chip que almacena hasta 250 euros en dinero electrónico. Su uso se extendió rápidamente en cuanto se habilitaron todas las entradas en las estaciones de tren de JR para poder pagar con la Suica. Simplemente, hay que acercar la tarjeta o el monedero a un lector en la entrada de la estación durante un segundo, automáticamente pagas el viaje y se abre la puerta.
Desde 2004 el pago con tarjetas RFID era algo tan común que se empezó a extender también a los teléfonos móviles. La idea es la misma, pero en vez de tener una tarjeta extra dentro del monedero, el chip va dentro del aparato. A nivel práctico, el resultado es que puedes pagar simplemente acercando el móvil a un lector de tarjetas. Otra ventaja es que puedes recargar dinero del móvil pagando con tarjeta de crédito desde el mismo terminal.
Esta forma de recarga todavía no es muy utilizada, los fabricantes están intentando desarrollar sistemas de seguridad en los que puedan confiar los abonados. Por ejemplo, una especie de aparato pequeño llamado llave, para llevar en un bolsillo diferente del del móvil. Si alguien le robara el teléfono, en el momento en el que el móvil está a más de cinco metros de la llave no se puede utilizar para pagar ni transferir dinero.
Uno de los grandes problemas que está teniendo el iPhone en Japón es que no tiene el chip FeliCa integrado, algo que los japoneses consideran fundamental incluso en móviles que cuestan uno o dos euros. Tengo amigos que llevan un móvil japonés para pagar el tren y el avión y aparte un iPhone.
El fenómeno explotó. No sólo hay lectores de chips de dinero electrónico en la entrada de estaciones de tren; hay más de 100.000 restaurantes y quioscos, 45.000 supermercados y 80.000 máquinas de bebidas que aceptan este tipo de pago. Ver cómo la gente paga el tren, en quioscos dentro de estaciones, en algunos restaurantes, en máquinas de bebidas e incluso vuelos de avión nacionales tocando con el móvil un pequeño lector durante un segundo se acerca a algo que podríamos ver en una película de ciencia-ficción.
Hoy he decidido no usar dinero real. Por la mañana he subido al tren y luego al autobús para ir al ayuntamiento de Shibuya. He pagado ambas cosas con mi móvil. A la hora de comer no he tenido más remedio que utilizar billetes en un restaurante sin lector. Por la tarde, con el móvil he comprado una chocolatina y un refresco en una máquina de bebidas.
Al volver a casa me he pasado por el supermercado y también he pagado con el móvil. Si no fuera por el restaurante, ¡hoy no habría necesitado dinero en mis bolsillos!
La tecnología y la forma en que se ha implantado en Japón, comenzando con los pagos de trenes se está exportando a otros países. En Singapur y Hong Kong, tarjetas muy similares a la Suica con el chip FeliCa de Sony empezaron a utilizarse en el metro en 2005.
En el caso de Singapur ya se ha convertido en un fenómeno por lo mucho que facilita el moverse en metro por la ciudad sin tener que comprar tiques ni pases mensuales. Desde hace unos dos años, en Europa también se empieza a ver en las grandes capitales.
El uso y extensión de este nuevo tipo de forma de pago en todo el mundo es inevitable. Aún queda mucho camino por recorrer, en Japón ya llevan años en ello, pero la semilla está sembrada en muchos otros países y grandes ciudades del mundo donde la estrategia va a ser similar a la japonesa: empezar por los pagos del transporte público y extender el uso a partir de ahí. ¿Os imagináis vivir sin calderilla en los bolsillos? Pues lo veremos.
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