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Reportaje:

Verdasco y su retiro espiritual

El tenista regresa a las pistas tras mes y medio recluido en Las Vegas con su nuevo equipo

Son las 10.30 y Fernando Verdasco, la gran revelación del Abierto de Australia, responde en uno de sus varios móviles: "¡Voy con prisa! Contesto de milagro. Tengo que ir a la pista. Me toca entrenarme". No ha sido lo normal en las últimas semanas, vividas en la reclusión de Las Vegas, en Estados Unidos, donde el tenista, acompañado siempre por Sven Groeneveld y Gil Reyes, dos gurús de la raqueta, ha dedicado más tiempo a recuperarse de una lesión en el peroneo; a debatir y "digerir" su éxito australiano; a filosofar, en definitiva, que a depurar las portentosas armas que le convirtieron en un rival temible y que, tras mes y medio sin jugar, vuelve a usar en Indian Wells, donde venció en la segunda ronda al brasileño Bellucci (7-5 y 6-1).

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"Muchas cosas han pasado desde que Fernando ganó la Copa Davis en Mar del Plata", dice por teléfono Groeneveld, ex técnico de Michael Stich, Monica Seles o Arantxa Sánchez Vicario, mientras aguarda a Verdasco, número diez mundial y semifinalista en el primer grande del año. "Maximiza la lesión', le dije en Las Vegas; 'conviértela en algo positivo: es una oportunidad para reflexionar sobre lo que te ha pasado, para digerirlo'. Si hubiera jugado Dubai, si hubiese jugado con España en la Davis, realmente no habría tenido tiempo para digerir todas esas cosas, todos los cambios, todas las emociones. Hablamos sobre ello: 'Esto te permite prepararte incluso mejor para el resto de la temporada'. Ése es el mayor cambio en la forma en la que Fernando afronta ahora al tenis. Ve que no hay límites para sus habilidades y por eso intenta maximizar sus capacidades en el gimnasio y en la pista", dice el director del Programa de Desarrollo de jugadores de Adidas.

Perdido en Las Vegas y alojado en un hotel, el madrileño dedicó sus días a trabajarse el físico, separado de la pista por la lesión y recluido el 75% de su tiempo en el gimnasio, sudando desde las 11.00 sobre máquinas de oscuro cuero, potros de tortura con los que redefinir la mitad de su cuerpo, "de la cintura para arriba", según Dani Homedes, su agente. Ahí, en el gimnasio, sufrían Verdasco y su pelo engominado; ahí, en las instalaciones pegadas a la residencia de Reyes, añoraba las pistas, y ahí, haciendo pesas, trabajaba músculos desconocidos y señalados por una nueva dieta diseñada por Reyes, el maestro de Agassi, que le ha prohibido comer pavo antes de los partidos, por ejemplo, por sus efectos somnolientos.

¿Y por qué Las Vegas? "Porque no tengo las distracciones de Madrid", cierra.

"¡Vamos, Fernando! ¡Buen trabajo!", le anima tras cada serie Reyes, uno que habla español; el mismo que le ha puesto en manos de un fisioterapeuta de confianza; el técnico que ha montado un emporio donde se entrena la élite de los tenistas patrocinados por su marca, "unas instalaciones privadas y personalizadas", en palabras de Groeneveld, donde Verdasco, Nando, ha vuelto a coincidir con Ana Ivanovic, su ex novia, y adonde todavía no han llegado los vampiros de la ATP, por mucho que ahora los jugadores estén obligados a estar localizables para los técnicos antidopaje los 365 días del año.

Diciembre de 2008. Llega Verdasco a Estados Unidos, se reúne con Agassi y Groeneveld escribe su primer informe, el que se aplica estos días en Indian Wells, donde trabaja con el prestigiosísimo Darren Killer Cahill, recién llegado de entrenar a Roger Federer. "Me centré en su servicio", dice Groeneveld. "Era el de un sacador con altos porcentajes. Nunca fue un sacador enérgico, con un primer servicio que realmente pudiera hacer daño y darle puntos gratis", continúa. "Tácticamente, le dije que debía empezar a utilizar su saque como un arma. Para eso era necesario que se pusiera más en forma", añade; "esto no ha ocurrido en tres meses. Para construir algo, la base tiene que ser buena. Es como un gran árbol: se ve la copa, pero no las raíces bajo la superficie. Fernando trabaja en esas raíces desde hace dos años con Vicente Calvo, su preparador físico. También el año pasado con Tati [Rascón] trabajó en jugar más dentro de la pista. No ha sido sólo el programa. Nos merecemos sólo el crédito de que haya dado el último paso, el paso extra, sobre todo gracias a Gil. Fernando se ha comprometido consigo mismo. Ahora puede tener un gran impacto en el tenis".

Fernando Verdasco habla con uno de sus entrenadores, Darren Cahill.
Fernando Verdasco habla con uno de sus entrenadores, Darren Cahill.AFP

Nadal inicia el maratón

En los días que corren, días de vuelta a los torneos grandes, jornadas de cemento y sol en Indian Wells (California), sólo el debate sobre qué consecuencias tendrá la paternidad en la carrera de Roger Federer ha logrado quitarle unos pocos segundos al tema que domina todas las conversaciones: que Rafael Nadal, el número uno del mundo, afronta los tres meses que definirán si firma o no la mejor temporada de la historia.

Al ganar el Abierto de Australia, el mallorquín, que anoche jugaba contra Michael Berrer, se metió en un compromiso, el de la posibilidad de lograr el Grand Slam, ganar las cuatro competiciones grandes en el mismo año, lo que no consigue nadie desde Rod Laver en 1969.

Éstos son los datos del primer paso de su desafío: hasta agosto, Nadal defenderá los títulos de Roland Garros, Wimbledon, Montecarlo, Barcelona, Queen's y Hamburgo. Jugará en Indian Wells, Miami, Madrid y Roma. Y la Davis. Son 137 días: sin derrotas, 102 jornadas de partidos y 35 para descansar.

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