Iberdrola deposita en zona protegida los escombros de una obra en el río Sil
El alcalde de Nogueira defiende a la empresa porque luego "plantará verde"
Un trasiego de camiones repletos de arena y piedra cruza cada día un tramo de unos dos kilómetros de terrenos protegidos dentro de la Red Natura en el Cañón do Sil. Cargan los escombros que provoca la perforación de un túnel-galería en la base de la montaña y, desde ahí, atraviesan una pista, "propiedad privada" de Iberdrola, en la zona turística del embarcadero hasta depositarlos en una antigua mina, también propiedad de la hidroeléctrica, que ha estado cerrada desde 1957. Una escombrera a cielo abierto en un paraje paradisíaco. Iberdrola construye en el corazón del Cañón do Sil, a los pies de la central de Santo Estevo, una canalización para el aprovechamiento del agua sobrante de la presa, lo que le permitirá ampliar su producción energética y aprovechar todo el potencial del río. La empresa tiene licencia de la consellería y del ministerio de Medio Ambiente para una "obra menor" y los informes favorables de Urbanismo de la Xunta. El Ayuntamiento de Nogueira de Ramuín le concedió la licencia municipal el pasado octubre. El alcalde, Julio Temes (PP), está satisfecho: "Va a dejar una inversión de más de 100 millones de euros en el municipio y va a generar empleo", repite desde el año pasado, aunque a fecha de hoy reconoce que no ha conseguido aún emplear a los vecinos. "Es cierto que no se están cumpliendo en ese sentido las expectativas, quizás porque con la crisis han decidido trasladar a su propia plantilla". Pero aún faltan cinco años de obras y Temes no desespera. Además, rechaza que la obra provoque impacto ambiental. "La cantera la cerrarán con los escombros y sobre ellos plantarán verde; además, se han comprometido a arreglar la carretera". El alcalde de Nogueira advierte que la obra afecta "apenas a un par de kilómetros de los más de 50 que tiene el Cañón do Sil". Pero los grupos ecologistas no lo ven así. Adega recuerda que la antigua cantera fue utilizada para obtener la piedra con la que se construyó el embalse de Santo Estevo "y después fue abandonada". "Por supuesto, Iberdrola no reparó el impacto ambiental de la obra", sostiene su representante Martiño Fiz.Medio siglo después, no hubo alegaciones en la exposición al público del nuevo proyecto. Pero los ecologistas sostienen que era imposible que las hubiera. "Se expuso al público cuando llevaban ya meses iniciadas las obras", sostienen. La empresa empezó las catas a mediados de octubre de 2008 con licencias anteriores. Medio Ambiente había echado por tierra unos meses antes su propuesta de horadar el Cañón do Sil desde la cima para introducir una canalización en caverna. Pretendía construir una nueva central en Santa Cristina, en el ayuntamiento de Parada do Sil, cuya producción hidroeléctrica se uniría a las dos (San Estevo I y San Pedro de Rocas) que ya posee en la zona. Medio Ambiente le denegó la autorización de impacto ambiental pero la empresa no ha renunciado todavía a esta propuesta. Intenta mejorar el proyecto para conseguir la aprobación ambiental. Cinco meses después de ser autorizada la obra menor a los pies de Santo Estevo, los operarios no pierden tiempo en los trabajos de cata. Una furgoneta de catering los provee a mediodía de bocadillos y botellines de agua mientras siguen en sus puestos de trabajo. Mientras la empresa acelera, asociaciones y grupos ecologistas intentan frenar la obra. El colectivo orensano Anacos da Cidade, incluido en la plataforma contra los proyectos hidroeléctricos en las cuencas del Miño y Sil, ya presentó recurso de alzada ante el Ministerio de Industria. Ha solicitado que se suspenda la obra y se deje sin efecto legal la resolución del 5 de enero de la dirección de Política Energética y Minas del Ministerio de Industria.
Candidatura a la Unesco
Los grupos ecologistas estiman que la construcción del túnel en el Cañón do Sil generará 200.000 metros cúbicos de escombros en esta zona incluida en la lista de candidatos a Patrimonio Natural de la Humanidad de la Unesco. Adega entiende que la cuenca Miño-Sil está saturada y sospecha que el proyecto de Santo Estevo oculta datos sobre la verdadera afección medioambiental.
Según recoge la memoria, se construirá un túnel en el lateral de la presa por el que entrará el agua sobrante del embalse. En la galería se instalará un nuevo grupo energético con 176 megavatios de potencia que aumentará en un 66% la capacidad actual del embalse. Las asociaciones ecologistas Adega y Fundación Germán Estévez han decidido recurrir a los diputados de Galeuscat en el Parlamento Europeo para conseguir en Bruselas lo que les niega España. Quieren "pararle los pies a Iberdrola y que deje de tener derecho de pernada sobre nuestro patrimonio natural".
Los parlamentarios de Galeuscat esperan ahora que Bruselas certifique si se están empleando bien los fondos comunitarios en materia medioambiental, si Europa está cofinanciando la obra y si el Parlamento Europeo conoce la "grave alteración paisajística y medioambiental" que ésta provoca.
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