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Reportaje:Primer plano

La energía juega al 'Monopoly'

El mapa español de la electricidad, gas y petróleo se redibuja a golpe de talonario

Diez y once años después de la culminación de la salida del Estado del capital de Endesa y de Repsol, respectivamente, al mapa energético español no lo reconoce, parodiando la conocida frase del que fue vicepresidente socialista del Gobierno Alfonso Guerra, "ni la madre que lo parió". "No se quería capital público doméstico en estas empresas y tenemos el foráneo; se quiso que fuésemos más liberalizadores que la mayoría de nuestros socios europeos en la apertura del mercado doméstico de la energía y se acabó tendiéndoles un puente de plata, y cuando el Gobierno y su ministro de Industria han tratado de impedir, en última instancia, que el control de Endesa acabase en manos alemanas, se recurrió al amparo de Bruselas y el tiro salió por la culata. La eléctrica ha acabado estos días en manos italianas y semiprivadas (el 30% del capital de

Hay semejanzas entre los cambios en el mapa inmobiliario y en el energético
Cantábrico está en manos portuguesas; Viesgo, en alemanas, y Endesa, en italianas
La venta de Unión Fenosa permite a ACS reanudar el asalto a Iberdrola
Sacyr aún debe a la banca 5.080 millones por la compra del 20% de Repsol
Coinciden banca, constructoras, compras apalancadas, deuda y 'pelotazos'
Mucha deuda y falta de liquidez impulsan la venta, y con rebajas, de las petroleras
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Enel está en manos del sector público)", señala un analista del sector.

Una desafortunada pirueta que ha llevado al semanario británico The Economist a calificar de "torpe" al Ejecutivo español y a advertirle que ha podido quedar como "un tonto" por este asunto.

Es una forma de verlo. Otra es reparar en las semejanzas que hay entre los cambios que se han sucedido y se suceden en el mapa inmobiliario y en el mapa energético español. Hay coincidencia en los principales protagonistas, constructoras y bancos. Similitudes también en la financiación de las operaciones de compraventa, créditos respaldados por las acciones que van a adquirirse y escaso o ningún desembolso en efectivo (se articulan las operaciones para pagar los créditos con los dividendos a percibir de la compañía adquirida). También ha habido parecida efervescencia en ambos mercados con fuertes aumentos de la demanda durante muchos años en vivienda y en electricidad (en este caso, incrementos anuales del entorno del 3,5% entre el año 2000 y 2006) y brusca caída en los últimos trimestres (desplome del sector inmobiliario y reducción progresiva de la demanda eléctrica, que sólo subió un 1% en 2008 y que ha registrado ya una caída del 10% en febrero). Y como guinda, pelotazos y grandes plusvalías para un número reducido de protagonistas en ambos mercados (valga como ejemplo los más de 4.000 millones de euros en plusvalías extraídas del negocio eléctrico que han percibido, en conjunto y en las últimas semanas,

ACS y Acciona).

Desde hace algunos años, las constructoras sabían de la hecatombe que se avecinaba en el mercado inmobiliario español y decidieron anticiparse y poner huevos de su negocio -la vivienda y la obra civil generan mucho cash flow, mucha liquidez- en otras cestas, en otras actividades. Una de las alternativas elegidas, y a lo que se ve con fortuna en la mayoría de los casos, aunque hay excepciones, como la de Sacyr Vallehermoso, que se ha visto atrapada con su inversión en Repsol, fue el atractivo mercado de las utilities, las empresas de servicios, un sector regulado y con limitado riesgo y con proyecciones importantes de crecimiento de la demanda futura y de los precios hasta hace unos pocos meses.

El pastel español de la energía también ha cambiado en su aspecto e ingredientes en los últimos años como consecuencia de cambios normativos, evolución de los precios de los combustibles y restricciones medioambientales. Cambios normativos como la obligada separación entre las actividades reguladas (transporte y distribución) y no reguladas (producción y comercialización) han obligado a las compañías a distinguir jurídicamente estos negocios, a crear filiales y a tener que repartirse segmentos del mercado con nuevas empresas, algunas de ellas potentes en sus países de origen, como la británica Centrica o la alemana E.ON Energía.

La evolución de los precios de los combustibles y las restricciones medioambientales han propiciado una apuesta decidida por el gas. Esto se ha traducido en que las eléctricas españolas, al margen de abordar fuertes inversiones en centrales de ciclo combinado que funcionan con gas, han tenido que crear o adquirir empresas filiales dedicadas específicamente al aprovisionamiento, distribución y venta de gas, y a su internacionalización para asegurarse el suministro.

Otra forma de examinar los cambios registrados en el mapa energético español en los últimos años, que no han concluido ni mucho menos, es hacerlo en escala, ponerlos en relación con las operaciones corporativas y con las alianzas estratégicas aún de mayor calado que se están dando ahora mismo en los mapas europeo y mundial de la energía.

En el caso de España, y más en el negocio eléctrico que en el del petróleo, se juega, como en el fútbol, en dos competiciones: la liga doméstica, que lideran Iberdrola y Endesa, y la Champions League con las compañías EDF, la alemana E.ON y la italiana Enel a la cabeza. Son los "campeones nacionales" a los que aludió el presidente Rodríguez Zapatero como objetivo en medio del descarnado y disputado asalto de cuatro compañías a la sala de mandos de Endesa.

Dos ligas

Algunos equipos participan en las dos ligas. Es el caso de Iberdrola o Enel, entrando ya en la concreción de los cambios que se han producido y que se van a dar en el mapa energético español.

La italiana ha logrado esta misma semana, el martes, la exención por parte de la CNMV de la obligatoriedad de lanzar una OPA al resto de los accionistas -planteada por la italiana como condición previa sine qua non- y cierra así la operación acordada hace unos días con Acciona de comprarle su 25% de Endesa por 11.107 millones de euros (8.217,9 millones en efectivo, y el resto, mediante cesión de activos renovables, eólicos e hidráulicos) y hacerse en solitario con el 92% del capital de la eléctrica española.

Enel hasta ahora no había ejercido el control de Endesa, a pesar de tener desde hace año y medio el 67% de la misma, obligada por acuerdos suscritos con Acciona para el gobierno de la eléctrica.

El pacto de venta del paquete de Acciona se está ejecutando en varias fases, algunas ya superadas, entre las que se incluye el reparto el 16 de marzo de un dividendo de 5,897 euros por cada acción de Endesa, lo que supone en total unos 6.243 millones, el mayor repartido nunca en España.

Hasta que el proceso de autorizaciones se complete -entre tres y seis meses-, en el consejo de Endesa convivirán representantes de Acciona y de Enel. En ese periodo, además, Enel tendrá que haber satisfecho, al menos, el 75% del precio pactado. La italiana ha alcanzado ya un acuerdo con Santander, BBVA y otras siete entidades para financiar la compra.

El relevo de José Manuel Entrecanales en la presidencia de Endesa se realizará probablemente este mes. Para Acciona, que ha rematado la operación de venta pactada con un año de antelación, ha sido un buen negocio. En menos de año y medio ha logrado unas plusvalías de 1.850 millones y ha reforzado su peso como grupo energético especialmente en el mercado doméstico.

Viesgo, una de las desinversiones vinculadas al desembarco de Enel y Acciona en Endesa, está desde hace 15 meses en manos de la alemana E.ON, a quien se la vendieron, junto con otros activos, como premio de consolación a su renuncia a acciones legales por el desplante sufrido en su pretensión de adquirir a través de una OPA el grupo Endesa, del que era filial la eléctrica cántabra.

El martes, el mismo día que la CNMV eximió a Enel de lanzar una oferta adicional de adquisición de acciones, Gas Natural, que a la postre desencadenó con su OPA inicial en 2005 el culebrón de Endesa (véase información detallada en la página 7), se hizo con los mandos y con la presidencia de Unión Fenosa, que es la tercera compañía eléctrica española.

La Comisión Nacional de la Competencia (CNC) había dado luz verde hace quince días a esta operación de compraventa entre Unión Fenosa (controlada por ACS) y Gas Natural (participada por La Caixa y Repsol YPF). Una autorización con condiciones asumida por las partes. Gas Natural va a tener que vender 600.000 puntos de suministro de gas; va a tener que desprenderse de 600.000 pequeños clientes asociados a esos puntos y deberá vender algunas de las centrales eléctricas de ciclo combinado que controla. En concreto, venderá 2.000 megavatios (sólo Gas Natural controla ahora 3.600 MW).

Además, la gasista deberá mantener la autonomía de Unión Fenosa Gas (50% de la eléctrica y 50% de la italiana ENI), vender su participación en Enagas (5%) y "reducir sus vínculos" con la petrolera Cepsa -rival de Repsol-, en la que Fenosa controla un 5% del capital, pero negocia su venta.

Las condiciones de la CNC, para una operación valorada en 16.754 millones, han sido el fruto final de una negociación que se ha prolongado desde septiembre. Gas Natural tiene así vía libre para entrar a lo grande en el negocio energético tras los dolorosos fracasos de años atrás con Iberdrola (verano de 2006) y Endesa.

Pero a la empresa protagonista de la mayor compra en la Bolsa española, tras la de Endesa por Acciona y Enel, le queda aún camino por recorrer. Gas Natural tiene ya en su poder más del 50% del capital y ha solicitado el lanzamiento de una OPA por el 100%. El proceso puede estar cerrado en abril y es probable que luego venga la fusión de ambas.

En cualquier caso, la compraventa de Unión Fenosa puede desencadenar en próximos meses varias operaciones de calado. La más relevante, sin duda, es el nuevo capítulo que se abre para Florentino Pérez, la familia March y los primos Alberto Cortina y Alberto Alcocer, en su ofensiva para hacerse con Iberdrola. Su grupo, ACS, tiene ya un 7% del capital y planea ejecutar en varios plazos los derivados que le permitan alcanzar el 12% durante el próximo año. De momento ha trasladado esos derivados a Caja Madrid y ha pactado ejercer los derechos políticos de esas acciones y fijar en cuatro euros por acción de Iberdrola el suelo a efectos de garantías y liquidaciones por diferencias.

Algunos analistas señalan que el impacto de la desinversión en Unión Fenosa en las cuentas de

ACS este año, si no logra consolidar su participación en Iberdrola y se limita a cobrar los dividendos que le correspondan, puede llegar al 59% de su resultado bruto de explotación y a más del 12% de su beneficio neto. De ahí, agregan, su necesidad imperiosa de sentar cuanto antes a dos de sus representantes en el consejo de administración de Iberdrola o de alcanzar una participación suficiente en su capital, que puede estar en el 20%, para que se le autorice consolidar por puesta en equivalencia en sus cuentas los resultados de la eléctrica.

Medios más próximos a ACS no dudan en afirmar, sin embargo, que este grupo es el único que puede impedir que a Iberdrola no le suceda lo que a Endesa y que acabe en manos extranjeras. Desde esta semana, agregan los medios citados, el presidente de Iberdrola tendrá más difícil su estrategia defensiva de negar el acceso al grupo de construcción y servicios al consejo de administración, al quedarse sin el argumento de que ACS controla la principal competidora. Sin embargo, Iberdrola lleva a la junta un cambio de estatutos que pone nuevas trabas a ACS para la entrada en el consejo.

El primer desembarco de un grupo extranjero en la sala de control de una eléctrica española se produjo, y también de forma accidentada, entre 2000 y 2004. La portuguesa EDP, semipública como E.ON y Enel, se hizo con la asturiana Hidrocantábrico tras cuatro años de pugna con grupos nacionales, regionales e internacionales, y las autoridades reguladoras y de la competencia de por medio. Todo un antecedente del culebrón que se ha vivido ahora en torno a Endesa.

Entre 2000 y 2001, dos de las tres grandes eléctricas alemanas, EnBW y

RWE, intentaron desembarcar en España mediante la compra de

Hidrocantábrico (HC). EnBW, la tercera eléctrica alemana, con sede en Karlsruhe, y participada por la francesa EDF, se alió para ello con el empresario español Juan Miguel Villar Mir, que actuó con su sociedad Ferroatlántica. A su vez, RWE, líder en su país, lo hizo en solitario.

Cinco OPA competidoras

Tras un año de pugna y un total de cinco OPA competidoras lanzadas entre marzo de 2000 y marzo de 2001 por siete grupos nacionales e internacionales sobre la compañía asturiana, RWE decidió retirarse y EnBW optó en diciembre de 2001 por pactar el gobierno compartido de HC con el tándem formado por Cajastur y la portuguesa EDP. La convivencia apenas duró dos años y medio. En julio de 2004 (Villar Mir había abandonado en 2001), EnBW se retiró y EDP pasó a gestionar en solitario a finales de ese año la compañía y a gestionar en torno al 8% del mercado. Y se convirtió entonces, además, a través de su participación en Naturcorp, en el segundo operador gasista español.

HC fue el primer gran cambio en el mapa, los últimos se están cocinando estos días y afectan a las dos mayores petroleras nacionales. Santander y Unión Fenosa han puesto a la venta sus participaciones en la segunda, un 31,6% y un 5%, respectivamente, de Cepsa, y lo han hecho a un precio, entre 30 y 35 euros por acción, menor al que venía cotizando antes del anuncio y muy inferior al que aspiraba obtener el banco en 2003.

En esa fecha, el Santander, que compartía desde los ochenta con la francesa Total el control de la petrolera a través de la sociedad Somaen Dos, lanzó unilateralmente y por sorpresa una OPA sobre el 10% de Cepsa con el objetivo de desbloquear su participación en la compañía y poder ponerla en venta. Aunque el Santander ganó el fondo del pleito, Total se hizo en la práctica con el control y el banco empezó a buscar comprador para su participación.

Ahora negocia la venta con varias compañías y sobre todo con la petrolera de Abu Dhabi IPIC, que ya cuenta con un 9% en Cepsa (Total tiene el 48,8%). La entidad que preside Botín ha admitido hace unos días, en sus cuentas anuales resumidas, que el valor al que está contabilizada la inversión en Cepsa "es inferior al valor razonable de la participación menos los costes de venta". Por ello, si logra negociar bien en el último tramo, se apuntará unas mínimas plusvalías, mucho menores que las que esperaba obtener en septiembre pasado, cuando tuvo el acuerdo casi cerrado y lo desbarató la caída de Lehman.

En Repsol también puede haber cambios a no muy largo plazo. Esta misma semana, Francisco Reynés, director general de Criteria, grupo de La Caixa y mayor accionista de la petrolera, ha asegurado que esta participación no es una "vaca sagrada" de su cartera, por lo que podría venderse "siempre y cuando se den las condiciones adecuadas", que tienen que ver con el precio.

La hipotética toma de control de Repsol YPF por parte de un nuevo socio como la rusa Lukoil, desechado hace unos meses por el precio insuficiente ofrecido, por las dificultades de financiación y por las reticencias que despierta esta compañía, y la pérdida de peso de los actuales accionistas de control (Sacyr Vallehermoso, que tiene el 20%, y La Caixa) provocaría no sólo un vuelco en el sector de los hidrocarburos, sino un cambio en todo el mapa energético español. El juego de participaciones en el sector convierte a la petrolera en una pieza clave y concede a su principal accionista una amplia cuota de poder en Gas Natural (Repsol tiene el 30% de su capital) y, con ello, en Unión Fenosa. Controlar Repsol equivale a ponerse en primera línea en los negocios del petróleo, el gas y la electricidad.

La candidatura de Lukoil o de otra compañía rusa no se descarta tras la firma esta semana entre España y Rusia de un memorando de colaboración energética. El mandatario ruso, Dimitri Medvédev, en visita oficial dijo en Madrid que nadie ha dado nunca un portazo a las conversaciones entre ambas petroleras.

Las necesidades financieras de Sacyr, primer accionista de Repsol, siguen siendo acuciantes aunque han mejorado ligeramente las condiciones de su endeudamiento (14.490 millones netos) en los últimos meses. La compañía que preside Luis del Rivero tiene 5.080 millones de deuda contraída con varios bancos que le financiaron la compra de su paquete en Repsol, que lastran sus resultados con el pago de onerosos intereses y la continua exigencia de activos adicionales como garantía por la caída de los títulos en Bolsa, y deberá devolver, en cualquier caso, en 2011. De ahí su interés de encontrar pronto un comprador que le desligue de Repsol y le saque del atolladero en que se ha metido.

RE, Enagás y CLH

Los cambios se han dado también en los gestores técnicos de los sistemas eléctricos, Red Eléctrica (RE), gasistas, Enagás, y de servicios logísticos de almacenamiento, transporte y distribución de hidrocarburos, CLH.

RE se creó en 1985 y fue la primera empresa en el mundo dedicada en exclusiva al transporte de electricidad y a la operación de sistemas eléctricos. Desde 2007 tiene encomendada por ley esas tareas y en calidad de operadora del sistema español de garantizar la continuidad y seguridad del suministro y la coordinación de la producción y el transporte. Estos cambios llevaron a limitar también, para garantizar su independencia, la participación accionarial privada al 5% y los derechos de voto al 3%. Lo que propició la salida de las eléctricas de su capital que hoy está en un 80% en Bolsa y en un 20% en manos de la Administración.

Un proceso parecido sucede en Enagás, creada en 1972 por el Gobierno para promover una red de gaseoductos y en manos públicas hasta que en los noventa se vendió a Gas Natural. En 2000 el Gobierno le asigno el papel de gestor técnico, en 2002 salió a Bolsa, y para asegurar su independencia se limitó al igual que en RE la participación accionarial privada.

CLH es la heredera de CAMPSA (Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos), y tras la desaparición del monopolio en 1992 es la principal empresa dedicada al transporte y almacenamiento de productos petrolíferos. Desde 2000, ninguno de sus accionistas puede sobrepasar el 25% del capital. -

La eclosión de las compañías de energías renovables

El mapa energético se ha teñido ligeramente de verde en los últimos años. En el sector de las energías renovables, que va a sufrir un fuerte impulso en el mundo tras la apuesta del presidente Obama por el mismo, España es ya líder mundial. "El pasado febrero supuré el objetivo para 2010 de producir el 30% de la electricidad en España gracias al "esfuerzo constante" realizado por estas fuentes en los últimos 12 años", según señala WWF.

El desarrollo de estas energías, clave para combatir el cambio climático y muy apoyadas con dinero público, ha llevado a los grupos eléctricos tradicionales a crear divisiones y filiales dedicadas exclusivamente a las energías verdes y en algunos casos, como el de Iberdrola y la francesa EDF, a sacarlas a cotizar en Bolsa.

Otras empresas ajenas a los grandes grupos eléctricos como la constructora Acciona, que acaba de reforzarse con los activos eólicos e hidráulicos recibidos de Endesa tras la venta de su participación en la misma a la italiana Enel, y más recientemente su competidora

FCC se han sumado a la explotación y desarrollo de estos negocios.

Solaria, una compañía española fundada en 2002 y dedicada a la energía solar (diseña, fabrica, instala y distribuye soluciones fotovoltaicas y térmicas para el aprovechamiento de la energía solar) es desde junio de 2007 la primera y única empresa solar cotizada en la Bolsa española.

Otras empresas que estaban ya en Bolsa española, como Abengoa,

Befesa o Ence, se han sumado a la producción y operación de este tipo de energías.

La otra gran pata de este relativamente nuevo negocio energético es la fabricación. Gamesa, empresa especializada en tecnologías para la sostenibilidad energética, principalmente la eólica, está situada entre los primeros fabricantes de aerogeneradores en el mundo. Cotiza desde hace años en Bolsa y en 2008, un ejercicio marcado por las plusvalías de la venta de su división solar y la salida de perímetro de su división de parques eólicos, Gamesa Energía, el beneficio neto aumentó un 45% hasta los 320 millones de euros. La venta de Gamesa Solar aportó a esta partida 145 millones de euros.

El pasado año se instalaron en España 1.609,11 MW eólicos, con lo que la potencia acumulada a 1 de enero de 2009 fue de 16.740,32 MW, según el Observatorio Eólico de la Asociación Empresarial Eólica, que recoge los datos facilitados por sociedades propietarias y fabricantes y que son contrastados con las administraciones autonómicas. -

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