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Absueltos de tráfico de drogas el cura de la Modelo y un preso

El tribunal censura la dejación de los funcionarios

El que fuera sacerdote de la cárcel Modelo, Andreu Oliveras, no traficó con drogas. La fiscalía solicitaba 10 años de cárcel , pero la Audiencia de Barcelona ha considerado que las sustancias encontradas en el estuche de CD que el sacerdote entró en la prisión el 2 de marzo de 2006 para entregárselo a un recluso, pudieron ser talco, bicarbonato u hojas de tabaco prensadas, en lugar de 50,829 gramos de hachís y 8,08 de cocaína, como sostenía la acusación pública. Y es que el tribunal considera que los funcionarios penitenciarios rompieron la cadena de custodia que exige la ley y que, por tanto, existe una duda razonable que ha de conducir a la absolución del cura y del otro recluso que estaba acusado, Benjamín Capitán.

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"La poco diligente actuación del centro penitenciario, preñada de omisiones y dejaciones, no permite considerar probada, más allá de toda duda razonable, que se ha salvaguardado la cadena de custodia de las sustancias", asegura en la sentencia la Sección Segunda de la Audiencia de Barcelona. Los jueces consideran que no existe "ninguna prueba, ni siquiera indicio" de que las sustancias que se escondían en un estuche fuesen las mismas que después se analizaron en el laboratorio. Entre las anomalías detectadas, la sentencia relata que no consta que se analizase una muestra de la droga de manera preventiva. Tampoco está documentado que la droga se pesaran y sellara.

Fue el propio director de la cárcel, recuerda la sentencia, quién declaró en el juicio, que nada de eso ocurrió porque "nunca lo hacen". De ahí que los jueces concluyan que era una presunción pensar que las sustancias incautadas fuesen drogas. El tribunal también añade que uno de los funcionarios declaró en el juicio que el estuche que contenía los CD "olía a hachís", pero ni siquiera lo apuntó en el atestado. Tampoco consta dónde se depositaron las sustancias antes de enviarlas al laboratorio, ni quien los hizo Y eso teniendo en cuenta que por aquella época se intervino "gran cantidad" de droga, según declaró otro funcionario.

Oliveras admitió en su declaración que desde que durante los 16 años que ha ejercido la pastoral penitenciaria ha vulneró la normativa en diversas ocasiones y ha entregado a los presos tarjetas de teléfono, pilas, tabaco o postales de Navidad, para hacer la vida carcelaria más llevadera. En la cárcel Modelo esa actitud llegó a incomodar a parte de los funcionarios, que conocían que el día el día de los hechos se iba a introducir droga, pero no avisaron al sacerdote que estuviera alerta.

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