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Muere a los seis años un hijo del líder conservador británico

La política británica vivió ayer un día de sombría tristeza al conocerse la muerte de Ivan Cameron, de seis años, hijo mayor del líder del Partido Conservador. El primer ministro, Gordon Brown, que conoce en carne propia el dolor de perder un hijo, propuso que en señal de respeto se suspendiera la tradicional sesión de preguntas parlamentarias de los miércoles.

La muerte del pequeño Ivan ha sido repentina pero no completamente inesperada: estaba afectado desde su nacimiento de una rarísima enfermedad, un tipo de parálisis cerebral denominada síndrome de Ohtahara que se da en uno de cada 500 niños con epilepsia. David y Samantha Cameron, que tienen otros dos hijos más pequeños -Nancy, de cinco años, y Arthur, de tres-, sabían que su hijo nunca llegaría a la edad adulta. El pequeño Ivan no podía hablar ni andar y pasaba la mayor parte del tiempo adormilado y sin fuerzas. Pero conseguía a veces transmitir una sonrisa a sus padres.

La existencia de Ivan ha tenido una gran influencia personal en David Cameron, de 42 años, y quién sabe si no acabará teniéndola en la política británica. Acostumbrado a tener que llevar a su hijo de urgencias al hospital, Cameron siente una querencia y una admiración por el sistema de sanidad público que choca con el desdén con que lo veían muchos de sus antecesores en el partido y especialmente la ex primera ministra Margaret Thatcher.

Y probablemente ha humanizado al líder conservador. "La muerte de Ivan Cameron sirve para recordar que la mala suerte golpea sin distinguir la fama o la fortuna y que nadie sufre su experiencia sin que le deje marca, generalmente para mejor", escribía ayer en su blog el comentarista de The Guardian Michael White. "El Cameron del futuro", añadía, "bien puede tener más compasión y más determinación que el afilado joven relaciones públicas de Carlton TV que era hace una década", concluye.

White se cuenta entre quienes mostraron ayer su sorpresa por la iniciativa de Gordon Brown de suspender la sesión de preguntas de cada miércoles, algo que no ocurría desde que una sesión en el año 2000 duró hasta la mañana siguiente. Antes de eso, también se suspendió en 1994, el día en que murió el entonces líder del Partido Laborista, John Smith.

La sesión quedó reducida a unas palabras de condolencia de Brown y del representante circunstancial de los liberales-demócratas, Vincent Cable, agradecidas por el número dos de los conservadores, William Hague. Brown pareció conmovido, quizás recordando a su primera hija, Jennifer Jane, fallecida en 2002, a los 10 días de nacer. O pensando en su hijo pequeño, James Fraser, que padece fibrosis quística, una enfermedad incurable que amenaza con acortar su vida.

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David Cameron y su esposa, Samantha, en Londres.
David Cameron y su esposa, Samantha, en Londres.REUTERS

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