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Juzgados dos 'mossos' por la detención ilegal de un inocente

"Le dije que no tenía ningún derecho a permanecer en mi domicilio, pero se abalanzó sobre mí, me hizo una llave y me tiró al suelo". Así relataba ayer José Antonio Martínez Sintes la situación vivida la noche del 16 de febrero de 2007, cuando dos mossos d'esquadra de paisano acudieron a su vivienda para cumplir una orden de detención. La persona a la que buscaban no vivía allí y en unos segundos se podía haber aclarado, pero los agentes han acabado en el banquillo.

Juan Luis Ibáñez Carrilero y Sonia Rodríguez Hernández fueron juzgados ayer por detención ilegal, y además él por lesiones. Afrontan penas de siete y cuatro años, respectivamente, que la acusación particular eleva a ocho años.

Durante su interrogatorio, el mosso declaró que mostró la placa un mínimo de cuatro veces, pero la víctima explicó que le pareció ver una cartera de forma fugaz y que no se creyó que fuese policía. Temió que fuese una venganza de unos narcos, porque trabaja como enfermero en el aeropuerto y ha contribuido a descubrir droga en el cuerpo de los pasajeros.

De ahí que quisiera cerrar la puerta, pero no pudo y acabó pidiendo auxilio y que llamasen a la policía. Cuando llegó una patrulla uniformada también podía haberse aclarado todo, pero tampoco. El mosso insistió en que él se encargaba del caso y detuvo al hombre sabiendo que no era quien buscaban, porque su esposa ya les había mostrado el carnet de AENA, que incluye fotografía y DNI.

Policía y presidente

Los vecinos coincidieron en que los agentes no se identificaron claramente. "Me dijo que era policía y respondí que yo, presidente de la escalera", declaró uno. "La mossa fue a identificarse, pero él le dijo que no tenía que hacerlo", apostilló otro testigo.

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Pero probablemente la declaración más significativa fue la de la policía. "El compañero se extralimitó un poco con su actitud chulesca. Ese día no contó conmigo para nada y ya había pedido que me lo cambiaran porque siempre me daba la espalda en los servicios", declaró

La víctima reconoció que advirtió a los policías de que conocía a Joan Unió, el anterior jefe de los Mossos. De camino a la comisaría de Les Corts, el policía recibió una decena de llamadas de mandos que preguntaban por el caso.

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