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El Tau gana su sexta Copa del Rey
Columna
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Un partido que vale por toda la Copa

Tremendo partido este Tau-Unicaja. En el momento justo vitorianos y malagueños engrandecieron este torneo y también el juego del baloncesto. Fue un partido perfecto en términos de intensidad, emoción, buenas actuaciones individuales y dos finales tan distintos como extraordinarios. El del tiempo reglamentario por el dramatismo de los errores, algunos impensables como los dos tiros libres fallados por Vidal para dar el cerrojazo después de que su equipo no hubiese errado ni uno sólo en todo el encuentro, el también tiro libre desaprovechado por Gomis, que pudo ser el héroe del partido y por último el triple postrero desperdiciado por Teletovic, un tirador excepcional como demostró una vez más sobradamente. Pero no hubiese sido coherente con lo que se vio durante 45 minutos tan plenos de buenas acciones que la victoria viniese más por errores que por aciertos. Por eso Pete Mickeal bajó la persiana con un tiro dificilísimo en el último ataque del Tau y el posterior tapón al triple de Berni (el balón que le dio Archibald cuando podía haber lanzado él es lo que se conoce popularmente como un tremendo marrón) otorgó finalmente un nuevo título al Baskonia. Y van unos cuantos.

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Cuando después de tres cuartos de hora de juego el partido termina con el espectacular y ajustado marcador de 100-98, resulta imposible señalar donde estuvo el quid de la cuestión. Ambos equipos fueron tremendamente fieles a sus virtudes. A Aíto no le han hecho falta más de 5 meses para que Unicaja se parezca a todos los equipos de Aíto. Defensa extenuante, relevos constantes de jugadores para mantenerla y un buen repertorio táctico de variantes defensivas. El Tau por su parte, supo aguantar tres cuartas partes de encuentro con Rakocevic y Splitter muy apagados. Su resistencia en esta adversidad habla de lo capaz de toda su plantilla, que esta vez se apoyó en Vidal y Teletovic para mantener el tipo y en Mickeal para rematar la faena. Cuando Splitter sobre todo recobró un poco el pulso, el Tau pareció tener la victoria más cerca, pero otra de las cualidades que suele imprimir Aíto a sus plantillas es su resistencia en la adversidad. Hay una circunstancia que quizás explique lo mejor y lo peor de este Unicaja, y son su pareja de bases, Cook y Gomis. Rápidos como centellas, eléctricos en sus movimientos de pies y manos, marcan tendencia defensiva al ser la primera y atosigante muralla que deben atravesar los contrarios para intentar sus jugadas de ataque. Cuando comandan la ofensiva, no tienen problemas para rebasar a sus vigilantes y buscar penetraciones que en muchas ocasiones rompieron la defensa vitoriana. Pero sus superlativos físicos no van acompañados de una misma eficacia en lo que se refiere a manejar al equipo. En la zona de definición estuvieron excesivamente individualistas, y cuando empezaron a desfilar por faltas personales hombres definitorios del Tau, se echó de menos un mejor manejo de la situación. Esto no quiere que la derrota de su equipo fuese debido a esta circunstancia, pero sí que la victoria podría haberse alcanzado con alguna mejor decisión.

Al final, el tapón de Mickeal decidió un partido que debe ser recordado, pues puso a la vista de todos la capacidad que tiene este deporte para brindarnos un espectáculo total. La enhorabuena, que normalmente se reserva para el campeón, en esta ocasión debe ser compartida.

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