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El folclore latino emerge en la Gran Rua de Barcelona

La mitad de las comparsas del desfile eran de origen suramericano

Colombianos bailando la cumbia, ecuatorianos con trajes salpicados de color y bolivianos con sus vestidos de Potosí y sombreros llenos de plumas que llegaron felices a la parada del metro de La Pau, punto de encuentro de la Rua de Barcelona. Los inmigrantes de origen suramericano coparon ayer el protagonismo en la Gran Rua, que se celebró desde las 20.30 en el barrio de la Verneda. Más que una cabalgata de luz y ritmo, el desfile fue un concurso de comparsas frío y sincopado, aunque no por eso miles de personas dejaron de presenciarla en directo con el fin de poder participar en la votación popular para designar la mejor.

El carnaval, que tuvo que competir con el derby de fútbol, empezó en la esquina entre la Rambla de Prim y la de Guipúscoa. Cuatro cilindros grandes de plástico, ilustrados con el logotipo de la fiesta, custodiaban una pantalla gigante que hacía las veces de puerta y en la que se leía: "Carnaval 2009 BCN". Una pareja de speakers, situados sobre dos plataformas elevadas, iban vestidos igual que los Gegants de Carnestoltes, Radanxo y Radanxona, que cumplen 150 años. La Diosa Tais, disfrazada de geganta y con una "gran personalidad", en alusión a su exagerado pecho, abrió la rua.

El carnaval fue un concurso en el que la gente podía votar los mejores disfraces

Y a partir de entonces, el speaker fue anunciando una por una las comparsas que competían en el concurso. Y se abrió la puerta y salió el primer grupo, al que le falló el sonido. Se cerró la pantalla y tras varios minutos, que se hicieron eternos, apareció el Taller Ecuatoriano de Arte y Cultura, cuyos miembros desfilaron metidos en cajas de cartón bajo el lema Retor no involuntario (sic). Y apareció luego la tercera representando un bosque encantado. La cuarta fue una comparsa colombiana cerrada al final por acompañantes sin disfrazar. Y así hasta 46. "A mí esto de que vayan cerrando la puerta no me gusta", exclamó con disgusto y malhumor Paquita, una vecina de la zona con un boleto de votación en la mano. No todo el mundo pensaba igual porque no lejos de ella otra vecina se mostraba encantada de emitir su voto con las papeletas que se repartieron.

La realidad es que el entusiasmo municipal por la participación ciudadana condicionó la cabalgata al convertirla en una especie de competición en la que se concederán siete premios dotados en total con 20.000 euros. El desfile no contó con demasiadas carrozas ni gozó de unidad musical. Así, despertó la curiosidad el grupo chileno Rapa-nui, de Castelldefels, por por sus danzas étnicas. Y el baile que realizaron las alumnas de una escuela de la Esquerra del Eixample, como Mireia, ataviadas con vaporosos vestidos azules y amarillos, para interpretar el famoso videoclip Thriller, de Mikel Jackson. Fueron de los más aplaudidas. No les fue a la zaga el grupo de danza Enèsim, de Gràcia, que lucía fascinantes disfraces venecianos diseñados por Leo Quintana, el líder del grupo.

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