"El Consell no ayuda a recuperar el tono normal con los sindicatos"
Francisco Molina (Alcoi, 1956) ocupa desde ayer el despacho de secretario general de CC OO-PV, que es hoy el principal sindicato valenciano seguido a una distancia razonable por UGT. Molina llega al cargo en medio del vendaval de la crisis, con un conflicto abierto con la Generalitat, y tras un desplante en toda regla por parte del Consell y del Partido Popular a su nombramiento y a la despedida de su predecesor, Joan Sifre.
Pregunta. ¿A qué se refieren cuando hablan de una campaña de acoso contra los sindicatos?
Respuesta. Representantes del Gobierno valenciano y de la patronal han dado una visión muy particular de salida a la crisis. No entendemos y nos disgusta que se ponga en tela de juicio el papel de los delegados sindicales y su representación. Argumentar que hay que reducir los delegados a causa de la crisis dice poco a favor de una relación laboral moderna y de futuro.
"Debemos aprender de los errores de la manifestación del 31 de enero"
P. En diciembre iniciaron, junto a UGT, movilizaciones contra la Generalitat, al que acusan de no cumplir lo acordado en el marco del diálogo social. ¿Qué debería hacer y no hace el Gobierno valenciano?
P. Las cuestiones más importantes, en la transformación del modelo productivo, son las vinculadas a la educación y la formación, algunas de las cuales están muy definidas en el Pavace (Pacto Valenciano para el Crecimiento y el Empleo). Otro ejemplo es el desarrollo efectivo de la ley de Dependencia. Elementos que vendrían a cubrir necesidades esenciales de los ciudadanos y que pueden generar empleo de calidad.
P. La Generalitat y el PP enviaron delegaciones de segunda fila al congreso que su sindicato celebró la semana pasada. ¿Tan mal están las relaciones?
R. El Partido Popular estuvo presente en la clausura, con un diputado. Y vino también la consejera de Justicia. En la clausura me siento satisfecho, sin más. Pero quiero ser una persona clara y directa. Sinceramente, me sentí decepcionado, por lo que significa esta organización en la comunidad autónoma, y sobre todo por lo que ha representado y ha hecho por el conjunto de la ciudadanía el secretario general Joan Sifre. Creo que se merecía la representación de la manera más notoria, tanto en la inauguración como en la clausura.
P. ¿Tan mal está la relación?
R. Los últimos acontecimientos no ayudan, ha querido forzar la máquina ante la movilización absolutamente legítima, razonada y fundamentada de los sindicatos del País Valenciano del día 31 (de enero). A partir de esa convocatoria las respuestas no han sido acertadas ni han contribuido a recuperar el tono normal de interlocución que corresponde entre el Gobierno valenciano y las organizaciones sindicales. Tenemos pendiente una reunión con UGT, pero Comisiones tiene capacidad, ganas y compromiso de interlocución.
P. ¿Y que hará si la Generalitat sigue sin aplicar lo pactado?
R. Tenemos la manifiesta voluntad de hacer cumplir lo acordado, porque la firma de Comisiones Obreras tiene un valor. Más aún cuando el acuerdo tiene contenidos fundamentales que negociamos durante casi un año. Nos sentimos decepcionados por los planes anti-crisis que el Consell ha aprobado sin consenso y, en algún caso, como los incentivos a la contratación temporal, con aspectos totalmente contrarios a lo pactado.
Si siempre hemos sido responsables, a esta organización y al movimiento sindical no se le puede escamotear ahora su opinión de salida de la crisis. Y no se nos puede trasladar que la salida requiere un recorte de las condiciones laborales, contratos anti-crisis... Tenemos un mercado absolutamente fragmentado, cuatro puntos por encima en precariedad respecto al conjunto del Estado. Uno se pregunta qué flexibilidad más se nos pide, qué desregulación más. Si nuestra competitividad tiene que ir por ahí, a esa fiesta que no nos llamen porque no estaremos.
P. ¿Cómo, teniendo Comisiones más de 14.000 delegados y 143.000 afiliados, y convocando con UGT, que tiene tamaño parecido, la manifestación que convocaron el 31 de enero tuvo un seguimiento tan discreto?
R. Es cierto que no estuvimos al nivel que podemos estar. Creo que debemos asumir nuestros errores y tomar buena nota de lo que pasó para que no vuelva a suceder. Probablemente la organización estaba despistada en varios frentes. No obstante, no fue despreciable la participación en Castellón, Alicante o Alcoi, quizá la más floja fue la de Valencia. Pero que nadie se equivoque: las movilizaciones del 31 de enero no eran un fin en sí mismo. Queremos seguir profundizando en la cuestión dentro y fuera de la organización. Explicarlo a pie de fábrica y tratarlo también con los colectivos sociales y ciudadanos.
P. La industria valenciana ya daba síntomas preocupantes antes de la crisis.
R. En primer lugar, debo reconocer la trayectoria industrial de este país; me reconozco en esa idiosincrasia del emprendedor valenciano. Pero diciendo que eso ha sido tremendamente positivo, creo que hoy hace falta introducir valores nuevos en la industria para que nuestras empresas, que tienen una dimensión minúscula, puedan sobrevivir en un contexto de competencia global. Esos nuevos valores tienen que pasar por ser menos empresas y más compañías. O nos vinculamos a la empresa en red, en marca, y decidimos nuestro espacio en un mundo global o vamos a pasarlo muy mal.
P. ¿Han iniciado empresarios y sindicatos una escalada ideológica tras una etapa pacífica?
R. Ese debate nunca ha sido pacífico.
P. ¿Cuántos valencianos en paro habrá a final de año?
R. No tengo un cálculo, pero si estamos en el umbral de los 400.000... Ni somos muy optimistas ni queremos ser los embajadores del apocalipsis.
P. ¿Y cómo ve 2010?
R. Mi impresión personal es que los problemas financieros y económicos, el estrangulamiento del crédito a las pymes (pequeñas y medianas empresas), se resolverán más pronto que tarde. Lo que no tengo tan claro es que haya el mismo empeño por resolver la crisis particular valenciana. Hacer del País Valenciano un sitio donde se compatibilice la industria, los servicios avanzados y una identidad social y cultural distinta de la que se nos venía presentando como solución, y ahora se ha revelado que era un problema.
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