_
_
_
_
La campaña | ELECCIONES 2009
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Voto y discurso económico

El principal determinante del voto para la mayor parte de los electores es su ideología. Las investigaciones empíricas disponibles lo demuestran de forma incontestable. Dicho eso, la coyuntura económica también importa. Sobre todo, cuando las elecciones son disputadas y la escasa diferencia entre los partidos en términos de sufragios estimados convierte a los votantes móviles -los swing voters- en factor clave. No obstante, esa influencia de la situación económica sobre el sentido del voto es más compleja de lo que se suele asumir.

En primer lugar, no es la realidad económica lo que es relevante, sino la percibida por los electores. En segundo lugar, los votantes pueden o no responsabilizar al ejecutivo que se presenta a la reelección de la situación económica que percibe. Y, en tercer lugar, el elector compara la credibilidad y competencia del gobierno y oposición para gestionar la economía en el siguiente ciclo electoral. Por consiguiente, una mala coyuntura perjudicará a los partidos de gobierno sólo si es percibida como tal, si los ciudadanos entienden que el ejecutivo tiene parte de culpa y si la oposición ofrece una alternativa más creíble. Se abre, por tanto, un nuevo frente de competición entre partidos. Una competición que en el caso español no puede ignorar la estructura de gobierno multinivel con la que nos hemos dotado.

Hizo bien José Blanco cuando decidió que la campaña gallega se haga en clave gallega

¿Hasta qué punto las decisiones de voto en un determinado ámbito (local, autonómico, estatal) dependen sólo de lo que ocurre en ese nivel? ¿En qué medida es factible que un gobierno evada responsabilidades o ponga como excusa decisiones adoptadas en otro nivel gobernado por otro partido? Los resultados de las investigaciones empíricas muestran que, de forma progresiva, el ámbito autonómico se ha consolidado como un espacio político autónomo y que las tendencias políticas a escala estatal influyen cada vez menos en los resultados de los diferentes partidos en el ámbito local. De forma más directa, basta comparar el número de comunidades autónomas gobernadas por el PSOE en los años ochenta con el número de comunidades gobernadas por ese mismo partido en la actualidad.

Sin embargo, es verdad que tanto el gobierno como la oposición del PP están atravesando por un mal momento en el conjunto de España y que esa "contaminación" negativa podría resurgir en mayor o menor medida. Por eso hizo bien José Blanco cuando decidió que la campaña gallega se haga en clave gallega, con pocas visitas de Zapatero y sus ministros. Y por eso sospecho que el PP gallego va a seguir una línea similar el resto de la campaña.

En esta situación y con el objetivo de maximizar sus apoyos, la estrategia de los partidos de gobierno debería gravitar en torno a cuatro ejes. Primero, incidir en que los indicadores económicos de Galicia son mejores que los del conjunto de España y que, en perspectiva histórica, este diferencial es una novedad. Segundo, reiterar la dimensión internacional de la crisis, sin echar las culpas a la política económica del gobierno central, por motivos obvios. Tercero, iluminar las actuaciones positivas del equipo económico actual en comparación a lo que se ha hecho en el resto de comunidades autónomas, en particular lo que concierne a las restricciones de crédito. Cuarto, lanzar el mensaje de que las soluciones que propugnan los expertos más reputados (Krugman, Stiglitz, Sen...) encajan mejor con los planteamientos socialdemócratas y peor con los liberales en lo económico.

En sentido inverso, la estrategia del PP gallego debería ser insistir en los datos en términos absolutos y en su comparación con las cifras que registraba Galicia en 2004 en función de la tasa de crecimiento del PIB, la generación de empleo o la reducción del paro; tratar de vincular la mala situación económica con la política desplegada por el ejecutivo central desde 2004; y, para ganar en credibilidad, presentar ya un programa atractivo de actuaciones concretas alternativas y los currículum del equipo gestor de esa nueva política económica.

Creo que los tres principales partidos tienen mucho que hacer hasta el 1 de marzo. Porque, de nuevo, todos los votos cuentan.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_