Los editores aprovechan el repunte del género, que tendrá otro premio

En una Cataluña (y, por extensión, España) no tan lejana, en la galaxia editorial imperaba el ensayo. Desapareció casi por completo desde mediados de los ochenta hasta bien entrada la década del nuevo milenio por ruinoso, pero ahora parece volver. "En la década de 1970 ese ensayo era una ventana para relacionarse con el mundo; ahora es una ventana para lentificar y cribar el alud de grandes temas que nos rodean", ilustra Félix Riera, director editorial de Grup 62, que en 2007 creó la colección L'Arquer de ensayo más político y hace cinco meses renovó las históricas series Llibres a l'Abast y Biblioteca Universal Empúries, en las que estos días están Darwin, Morin y Zizek. "Es evidente que es un momento de desconcierto de la sociedad, pero el punto de reflexión que había en los mass media, especialmente en la prensa, ha desaparecido, por lo que el libro de ensayo renace", plantea Joan Tarrida, que en octubre de 2007 impulsó para Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, como director general, una serie de ensayo. Sus casos son la punta de un iceberg que en la edición catalana podrían completar, por ejemplo, la reciente aparición de editoriales especializadas como Arcàdia, Fragmenta (religión), Proteus (ética y filosofía) y colecciones como Carta Blanca (Viena Ediciones) y Grans idees (Edicions 3 i 4).

Faltan autores autóctonos

Mercado en catalán para este tipo de libros parece haberlo. Así lo confirman los editores con sus cifras: Riera fija en 2.500 ejemplares la media de ventas de los entre 20 y 25 títulos al año que publica su grupo. Montse Ingla, desde Arcàdia, creada en 2004 y con un catálogo de una veintena de títulos (con George Steiner como pensador insignia) sitúa la media en 1.500 unidades, la misma que expone Tarrida para sus ocho títulos. Pero añade un matiz: "Los más vendidos son los autores extranjeros, especialmente Todorov, y nos cuesta encontrar autores catalanes". "El ensayo necesita un mercado y, básicamente, tiempo, y aquí en Cataluña los editores tenemos que crear aún las condiciones para ello", opina Riera. "La industria editorial no lo pagará nunca porque es fruto de un resultado a largo plazo y esa inversión no le corresponde: se ha creado mucha infraestructura deportiva y de cultura del espectáculo, pero no de conocimiento de fondo y los pensadores salen de ahí; alguien ha de subvencionar para que se investigue, trabaje, piense... Eso es un trabajo institucional", contrapone Tarrida.

"Que quede claro que con el ensayo no se vive", añade la editora de Arcàdia, que resume el sentir de sus colegas. Pero, por si acaso, Galàxia Gutenberg, junto con la Fundació Palau, convoca el primer premio internacional Josep Palau i Fabre de Ensayo, abierto a cualquier disciplina y lengua, y dotado con 10.000 euros. El ensayo, sin duda, se mueve.