Kobe marca el paso a LeBron

El baloncesto mundial vive pendiente de Kobe Bryant y LeBron James, de sus hazañas, de sus errores, del más mínimo detalle que pueda ser decisivo en su pelea por el trono de la NBA. En las últimas semanas, ambos han protagonizado hazañas sin precedentes y en las que uno parece contestarle al otro. Si Kobe anota 61 puntos en el Madison Square Garden, dos días después y en el mismo escenario, LeBron logra 52 y un triple doble, aunque la NBA le quitó a posteriori un rebote y el triple doble se fue al garete. Y la última: Si la pasada semana LeBron, recién cumplidos 24 años, le quitó a Kobe el récord de ser el más joven en pasar de la barrera de los 12.000 puntos, el de los Lakers respondió en el último partido al convertirse, a sus 30 años y 171 días, en el más joven en superar los 23.000 puntos, dejando atrás a una figura mítica como Wilt Chamberlain.

En ese contexto, con las calles de Phoenix repletas de carteles con sus rostros y un regimiento de periodistas en los hoteles de la ciudad del Valle del Sol ansiosos por medirlos de cerca, los últimos partidos de ambas estrellas han dejado un trazo inesperadamente opuesto. Kobe ganó, ante los flojos Thunder de Oklahoma por 105-98. Lebron perdió, ante los Pacers, en Indiana por 96-95 en un partido en el que se anotaron los cinco últimos puntos en 8 décimas de segundo.

Kobe, todavía no del todo recuperado de los efectos de la gripe pese a la cual contribuyó el pasado domingo a la victoria de los suyos en Cleveland, anotó 34 puntos ante los Thunder para batir el récord de los 23.000. LeBron, mientras, se fue hasta los 47. Pero perdieron sus Cavaliers y, además, por una protestadísima falta suya. Vuelve a agrandarse la sombra del chico bueno y el chico malo, el jugador con el que la NBA parece estar de perlas y el jugador con el que no parece comulgar por sus quejas y sus críticas. Y dentro de unas semanas habrá que elegir al mejor jugador de la Liga, el MVP, en una carrera que se adivina apretadísima.

Cleveland arde. Su derrota en Indiana escuece. Fue rocambolesca. LeBron, tras intentar un alley oop, recibir falta y anotar los dos tiros libres, igualó el partido a 95, pero cometió la misma falta que acababa de recibir al tirador de los Pacers, Danny Granger, cuando sólo quedaban dos centésimas. Granger anotó uno de los tiros y los Cavaliers perdieron. "Es la peor falta que hayan señalado en contra un equipo mío", dijo el técnico de los Cavaliers, Mike Brown. "No puedo imaginar una falta peor que esa. Fue espantosa, que el árbitro elimine al equipo del partido con tan poco tiempo en el reloj es una irresponsabilidad. No me importa que me multen por decir la verdad", siguió. "No hubo contacto. El pase se quedó corto y Granger no pudo llegar al aro. Acabar de esta forma, es absolutamente duro para nosotros. Duele, duele mucho", se lamentó LeBron James. No es la única queja del astro de los Cavaliers, insatisfecho por el escaso espacio que dedica la prensa a su equipo y por el mal trato que la NBA le da. Aunque por fin, y tras confirmarse la baja de Chris Bosh, se corrigió ayer una de sus reivindicaciones: su compañero, el base Mo Williams, fue incorporado al elenco de participantes en el All Star.

La cuestión es que se produjo la segunda derrota consecutiva de los Cavaliers tras la que encajaron precisamente ante los Lakers (91-101). El equipo de Cleveland había llegado al pasado domingo como el mejor de la Liga y ahora, con 11 derrotas, ya está a la par con los Celtics y, por debajo de los Lakers que suman 42 triunfos y 9 derrotas, muy sólidos y apoyados en el notable rendimiento de Pau Gasol, que aportó 22 puntos y 14 rebotes ante los Thunder y mantuvo el listón que le valió para ser nominado el mejor jugador de la semana en la Conferencia Oeste. "Siempre es un honor cuando se habla de historia, un tremendo honor", comentó Kobe Bryant respecto al récord histórico de anotación que batió.

El All Star no puede llegar en mejor momento: dos estrellas capaces de competir en la estadística contra los mejores de la historia, Michael Jordan al margen, que se desafían y que fomentan partidarios y detractores, interés y polémica. El All Star espera con los brazos abiertos a Kobe y LeBron.