Cipriano Calderón, obispo y asesor del papa Juan Pablo II
Fue el portavoz oficial en castellano en el Concilio Vaticano II
Los frutos del catolicismo español en el exterior suman casi cien obispos y unos 20.000 sacerdotes, frailes o monjas, la mayoría en tareas de misión. No deja de sorprender en una iglesia que cada año tiene más dificultades para atender en España todos sus compromisos, con miles de parroquias sin sacerdote o atendidas por curas traídos de Latinoamérica o de Europa Central. Lo destacaba el obispo Cipriano Calderón Polo hace unos meses, para subrayar una pujanza exterior de la que se sentía orgulloso. Él mismo fue fruto destacado de esa iglesia peregrina. Falleció en la madrugada del viernes pasado, a los 81 años, en un hospital de Roma y ha sido despedido con gran relevancia: en el Vaticano, con un funeral oficiado por el cardenal Giovanni Battista Re, presidente de la Comisión Pontificia para América Latina; y por sus paisanos extremeños, en otra ceremonia fúnebre presidida ayer en la catedral de Plasencia (Cáceres) por el cardenal Antonio Cañizares y numerosos arzobispos y obispos.
Cipriano Calderón Polo era vicepresidente emérito de la Comisión Pontificia para América Latina y fue uno de los hombres de confianza del papa Juan Pablo II. Había nacido en 1927 y fue ordenado sacerdote en 1953, después de cursar estudios en las universidades pontificias de Comillas (Cantabria) y Gregoriana de Roma. Con estudios también de periodismo, fue el primer director de la edición en español del diario oficial vaticano L'Osservatore Romano.
Pocos prelados conocían en Roma mejor que Calderón Polo los problemas y las virtudes de las iglesias cristianas de América Latina. Se lo demostró ya a Pablo VI, a quien asesoró en la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Celam), que se celebró en Medellín (Colombia) en 1968, pero sobre todo a Juan Pablo II, del que no se separó en todas las visitas que el viajero pontífice polaco hizo a ese continente. También había colaborado con Juan XXIII, el Papa que convocó el Concilio Vaticano II en 1962. Calderón Polo estuvo en todas sus sesiones y fue el portavoz oficial en castellano de lo que allí ocurrió. Lo subrayó ayer el obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro
Al funeral en Plasencia, además de obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y cientos de fieles, acudieron la alcaldesa de esa ciudad, Elia María Blanco, la consejera de Igualdad y Empleo en la Junta de Extremadura, Pilar Lucio, y el subdelegado del Gobierno en Cáceres, Fernando Solís. Cipriano Calderón había sido proclamado Hijo Predilecto de la ciudad de Plasencia en 2006.
Los restos mortales del prelado han sido enterrados en la iglesia de El Salvador, por expreso deseo del fallecido. Es la parroquia, regida durante muchos años por el tío del obispo fallecido, Juan Polo, en la que recibió el bautismo, la confirmación y la ordenación sacerdotal.
L'Osservatore Romano, el periódico de la Santa Sede, dedicó este fin de semana una amplia necrológica a su ex director en español, recordando cómo Cipriano Calderón había acuñado "una expresión que, desde entonces, nos es familiar a todos: Las catequesis del Papa". Apareció por primera vez en el periódico romano el 13 de abril de 1969 y con ella se refería el prelado fallecido a los discursos de los miércoles del Papa durante la audiencia general.
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