Los fondos soberanos ante la crisis
Los fondos soberanos a lo largo de los últimos años se convirtieron en las estrellas emergentes del mundo financiero. Últimamente, el brillo de estos astros parece haberse reducido. La crisis financiera, y ahora real, que azota los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) está afectando doblemente a estas instituciones.
La mayoría de ellas, por haber invertido en los sectores financieros de la City y de Wall Street a lo largo de 2007 y de 2008, están ahora enfrentando depreciaciones importantes en sus carteras de renta variable. No sólo sus activos se vieron afectados, sino que ahora también sus pasivos: a las pérdidas se suman menores ingresos. Los precios del petróleo y de las materias primas que irrigan de liquidez estos países se han desplomado desde los picos de mediados de 2008. Por si fuera poco, el comercio internacional y las exportaciones se están contrayendo, afectando también a los fondos soberanos asiáticos.
Los países emergentes se están convirtiendo en grandes atractivos para estas inversiones
Los intereses de muchas empresas españolas en Latinoamérica podrían favorecerles
¿Cuál será en el futuro la dirección de sus inversiones? Como he señalado en un estudio publicado a finales de 2008 (Sovereign development funds: key financial actors of the shifting wealth of nations, OECD Development Centre Emerging Markets Network Working Paper, 2008), veremos combinarse dos movimientos importantes: más inversiones en sus bases nacionales y más inversiones hacia los emergentes. Por un lado, los fondos soberanos enfrentan presiones domésticas por repatriar liquidez hacia sus bases nacionales y regionales. Por otro lado, con la crisis actual han descubierto -como todos los inversores del mundo- que las ecuaciones y reglas de inversión más arraigadas se han tambaleado o quebrado con esta crisis.
En particular, la idea de que invertir en Estados Unidos o en Europa era sinónimo de inversiones seguras, estables o rentables ha quedado desmentida por la actual crisis. La Autoridad Inversora de Kuwait (KIA, por sus siglas en inglés), por ejemplo, ha reconocido pérdidas por más de 270 millones de dólares derivadas de sus 3.000 millones de inversiones en Citibank. La crisis no sólo tiene dimensiones financieras y económicas de gran calado, como lo estamos descubriendo día a día, sino que presenta una dimensión cognitiva que abarca también los teoremas más sencillos sobre los cuales la gestión de activos se asentaba.
La consecuencia de todo ello es que, como hemos argumentado, los fondos soberanos están acelerando el reequilibrio de sus carteras hacia los emergentes. Tras las pérdidas acumuladas en las empresas occidentales, los fondos de Kuwait, Dubai, Qatar o Abu Dabi están operando una repatriación importante de capitales hacia las Bolsas domésticas. KIA, por ejemplo, reinvirtió a lo largo de 2008 en la Bolsa local más de 4.000 millones de dólares que tenía colocados en Bolsas occidentales. Por su parte, la Autoridad Inversora de Qatar (QIA, por sus siglas en inglés) inició inyecciones de liquidez en los bancos domésticos por más de 5.000 millones de dólares a lo largo del último trimestre de 2008.
Los datos manejados por la consultora Monitor Group confirman esta tendencia. En el tercer trimestre de 2008, últimos datos disponibles, el 46% de las transacciones operadas por estos fondos lo fueron en sus Bolsas locales. A lo largo del segundo y tercer trimestre de 2008, más del 56% de las transacciones fueron realizadas en los mercados emergentes (23.000 millones de dólares sobre un total de 42.000 millones). Las inversiones en los países de la OCDE se han reducido durante todo 2008, pasando de 37.000 millones de dólares en el primer semestre a menos de 9.000 millones en el segundo y menos de 8.000 millones en el tercero. El derrumbe más notable se registró en Estados Unidos, donde las inversiones pasaron de 23.000 millones a apenas 2.500 millones de dólares entre el primero y el tercer trimestre de 2008.
En realidad, y al contrario de lo habitualmente reportado por la prensa y los especialistas occidentales, las inversiones en los países de la OCDE no dominan la actividad inversora de estos fondos: sobre un total de más de 1.100 transacciones analizadas desde el año 2000, Monitor apunta que dos tercios de éstas -que representan un 40% del total invertido durante este periodo- lo fueron en los mercados emergentes, sea en sus bases nacionales o regionales o en otras áreas emergentes. La crisis actual, que afecta con una virulencia inusual a los países desarrollados, no va a inhibir, bien al contrario, el tropismo de los fondos soberanos hacia los emergentes.
A lo largo de 2008, las operaciones de inversiones hacia países emergentes se incrementaron. El fondo soberano de Qatar (QIA) creó así en 2008 una serie de vehículos de inversión conjuntamente con otros Gobiernos para operar en mercados como Filipinas (con un fondo de 1.000 millones de dólares), Indonesia (con otros 1.000 millones), Libia (con un fondo de 2.000 millones), India (con quien discute actualmente inversiones por 5.000 millones de dólares), Dubai (1.000 millones), y también Turquía y Vietnam. Estos tipos de acuerdos están proliferando como lo confirma el India Oman Special Investment Fund (con un objetivo de 1.500 millones de dólares de activos), creado a finales de 2008. Por su parte, Dubai International Capital (DIC) creó en 2008 un fondo de 1.000 millones de dólares para invertir en China.
A mediados de 2008, KIA, junto a otras instituciones kuwaitíes, realizó una gira por todo el sureste asiático en busca de inversiones en los sectores agrícolas y sanitarios, comprometiendo cerca de 27.000 millones de dólares. El IPIC de Abu Dabi creó, por su parte, también a finales de 2008, un fondo de inversiones de cerca de 1.000 millones para Kazajistán, mientras Khazanah abría oficina en Mumbai para potenciar las inversiones en India, e Istithmar, de Dubai, lo hacía en Nueva York para potenciar desde allí Latinoamérica en sus carteras. China Investment Corporation estuvo por su parte otorgando mandatos de entre 200 y 600 millones de dólares a más de media docena de gestores internacionales especiales en mercados emergentes como Goldman Sachs, Ashmore o Pimco. Por su parte, ADIA, de Abu Dabi, el más importante fondo soberano en función de activos, ha decidido potenciar las inversiones en emergentes con vistas a 2009.
Estos fondos están ahora saliendo de sus zonas tradicionales de inversión. Así, el fondo de Singapur Temasek, invertido casi en un 80% en las economías emergentes de Asia, abrió, también a finales de 2008, oficinas en México y Brasil para potenciar sus inversiones en esta región. Por si fuera poco, fondos soberanos como QIA, por ejemplo -que acaba de crear un fondo de 400 millones de dólares para potenciar las energías renovables-, están buscando oportunidades en sectores como infraestructuras, energías limpias y, de manera general, todo lo vinculado al agua, un recurso que Latinoamérica posee en abundancia, como lo testifica su abundante presencia en los sectores agroindustriales.
Este apetito por los emergentes podría también favorecer empresas de la zona OCDE con fuerte presencia y actividades en los mercados emergentes. Desde este punto de vista, las españolas presentan ventajas, muchas de ellas, como los bancos (BBVA,
Santander), los operadores de telecomunicaciones (Telefónica) o del sector energético (Iberdrola, Gas Natural,
Endesa, etc.), tienen fuertes apuestas en los mercados emergentes, en particular, de América Latina. Estas empresas, además de poder convertirse en inversiones potenciales para los fondos soberanos del Golfo, podrían igualmente aprovechar su presencia y conocimiento único de la región para facilitar o incentivar el interés por Latinoamérica. Foros como el de Latibex podrían convertirse igualmente en una vitrina para atraer estos inversores potenciales, tanto los procedentes del Próximo como los del Lejano Oriente. Paralelamente, las empresas del Golfo podrían ser socios para inversiones conjuntas en Oriente Medio y África del Norte, como lo apunta el acuerdo logrado en 2008 por Iberdrola y la Abu Dabi National Energy Co (Taqa).
En todo caso, nos tendremos que acostumbrar a vivir en un mundo mucho más descentralizado, un mundo en el cual Europa y Estados Unidos dejarán de ser los ejes financieros y económicos. -
Javier Santiso es director del Centro de Desarrollo de la OCDE.
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