Un mal sitio para morir
Un hombre apuñala a otro en Los Álamos, una finca abandonada de Alcalá de Henares frecuentada por toxicómanos y delincuentes
Una única puñalada. Pero certera. Abdul Said, marroquí de 32 años, ya estaba muerto cuando llegaron los sanitarios del 112. Lo encontraron tirado entre dos coches, en el camino embarrado que une el límite del barrio del Pilar con la depuradora, en Alcalá de Henares. Eran las tres y media de la madrugada. La herida le había alcanzado la aorta. Se desangró. Poco después, la policía detenía a Antonio M. S., español de 44 años, agazapado entre unos matorrales cercanos. Él no quiso soltar prenda, pero los primeros agentes que llegaron al lugar apuntaron en el informe que los dos hombres habían discutido "por tabaco".
El camino de la depuradora, que los habitantes del barrio usan como aparcamiento, tiene fama de sitio poco recomendable. "Por aquí, de noche, es mejor ni acercarse", informa un vecino que pasea al perro por el descampado contiguo. "Mucha gente rara", tercia otro. Nadie conocía ayer a Abdul, pero todos los vecinos señalaban hacia un mismo lugar cuando se les preguntaba por esa "gente rara". Unos metros más allá, la que en tiempos fue la finca Los Álamos, es hoy refugio de delincuentes y toxicómanos. "Viven rumanos sobre todo", coincidían ayer Antonio, Eugenio y Manolo mientras oreaban al sol las jaulas de sus pájaros.
El lugar del crimen tiene muy mala fama entre el vecindario
Cuatro policías custodiaban el lugar donde apareció el cadáver. El arma del crimen no había aparecido todavía y esperaban la autorización judicial para entrar en el recinto. Al fin pudieron registrarlo, pero no encontraron más que chamizos y mugre. Los testigos contaron a la policía que Abdul y Antonio estaban juntos, dentro de la finca abandonada. Abdul pidió algo -posiblemente tabaco- a Antonio, que estaba sentado. De repente, se levantó, sacó una navaja y se la clavó a Abdul en el corazón. El herido pudo salir y caminar unos 100 metros, hasta el lugar que ayer marcaba una mancha roja. Allí se desplomó.
"No conozco a los que viven ahí, yo no quiero problemas", decía, sin siquiera pararse y con mirada esquinada, un hombre con acento del Este que paseaba ayer por el descampado. Los amantes del silvestrismo sí estaban dispuestos a hablar: "A ver cuándo entran las máquinas aquí y tiran todo esto. Se han metido a vivir moros y rumanos y han echado a Mariano, el pocero, que tenía dentro una huerta". No es la primera vez que las inmediaciones de la finca Los Álamos aparecen en los periódicos. El Diario de Alcalá informó de una pelea en noviembre pasado que acabó con un marroquí con el brazo roto. Otro compatriota había intentado robarle el reloj.
Antonio M. S. tiene numerosos antecedentes, según informó ayer una portavoz policial: robo con violencia e intimidación, robo con fuerza, malos tratos en el ámbito familiar... La víctima también tenía antecedentes por estafa y falsificación, delitos por los que estuvo detenido en 2005.
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