_
_
_
_
Reportaje:agenda

Y Miguel obedeció a su madre

Marinero, taxista y masajista, Madariaga se jubila este año al frente del Euskaltel-Euskadi - "El ciclismo me ha costado salud, dinero y amor"

Si por alguien siente devoción Miguel Madariaga (Lemoiz, 1944) es por su madre, Juanita, que a los 94 años vive sola -enviudó a los 47- e independiente en un piso de Mungia: ella limpia la casa, hace la compra, cocina y acude puntual a los actos del ba-tzoki. "No lleva cachava porque dice que es de viejas", afirma. Si a alguien aborrece el mánager general del Euskaltel-Euskadi es a los representantes de los corredores. "Si nuestra religión es la verdadera, tienen que recibir un castigo ejemplar: te roban a la cara". Él es así, capaz de albergar el cariño más tierno y el odio más primitivo. Es conocida su incompatibilidad con las medias tintas: se está con él o contra él. Por eso es un ángel para muchos y un demonio para no pocos. Halcón o paloma, su obra le contempla: aquel equipo que sacó de la nada en 1994 (y que hoy se viste de largo en el Artium de Vitoria) ha disputado ocho Tours de Francia y milita desde su creación en el UCI Pro Tour. Pese al éxito, Madariaga se jubilará en noviembre, cuando cumpla los 65, atendiendo, al fin, la súplica materna. "Mi madre siempre me pide que lo deje, que el ciclismo me está consumiendo, que un día me va a dar algo", relata Madariaga.

En su taxi, un Seat 1.500, llevaba a los ciclistas del área de Mungia a las carreras
"Si mi religión es la verdadera, los representantes recibirán un castigo ejemplar"

Razón no le falta a Juanita. Se podría decir que su hijo vive de prestado. "El estrés me provocó seis úlceras, y tres comenzaron a sangrar un par de horas antes de tomar un avión en París", relata Miguel. "Al subir al avión, me desmayé y fui evacuado a un hospital: si aquel avión despega, no lo cuento". La vivencia le da pie a construir una oración demoledora: "El ciclismo me ha costado salud, dinero y amor".

Hijo de agricultores, Madariaga se embarcó a los 17 años en un platanero que cubría la línea Barcelona-Canarias. "En el mar aprendí lo dura que es la vida". Prestó servicio militar, 24 meses, a las órdenes del ministro de Marina Pedro Nieto Antúnez. "En la mili, de lo mejor que me ha pasado, aprendí a ser amigo de mis amigos". De vuelta a Lemoiz, con 21 años, invirtió 75.000 pesetas en un Seat 1.500 gris y una parada de taxis. A los seis días, dos ciclistas de Gatika a los que conocía de las romerías de la zona le contrataron para que les llevase a las carreras. De conductor pasó a masajista, de masajista a director, y de taxista a chófer de la Diputación. Con el diputado general, José Alberto Pradera, tramó la creación del Equipo Euskadi.

"Los cinco millones anuales que ganaba dando masajes hasta la medianoche los gasté en el equipo, porque las deudas nos asfixiaban. ¡Llegué a tener todos mis bienes embargados! Como apenas dedicaba tiempo a mi familia, mi mujer me puso las maletas en la puerta", evoca con cierto pesar.

Madariaga emprende hoy su última temporada al frente de su equipo. Se jubila, pero no abandonará el ciclismo. "Me dedicaré a trabajar la cantera, pero a mi ritmo. Sin estrés. Y a pasear".

Miguel Madariaga, ayer, en la sede de la Fundación Euskadi en Derio.
Miguel Madariaga, ayer, en la sede de la Fundación Euskadi en Derio.TXETXU BERRUEZO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_