Dos pegadores contra la gran barrera
Nadal y Verdasco se citan en la primera semifinal española en busca del único grande 'maldito'
El sitio es Melbourne. El momento es ahora. La pista es la Rod Laver, y la misión, histórica. Rafael Nadal y Fernando Verdasco se enfrentarán mañana (9.30, Cuatro) en las semifinales del Abierto de Australia para ganarse el derecho a intentar derribar la última gran barrera del tenis nacional: conquistar el único grande que se resiste a los españoles. No fue fácil lograrlo. Hubo que ganar a un tenista incansable, fino como un alfiler. Hubo que doblegar a otro tremendo, rabioso y fuerte como una montaña. Dio igual. Verdasco, desde hoy número nueve del mundo, venció al francés Tsonga (7-6, 3-6, 6-3 y 6-2), finalista el año pasado. Nadal, que sigue sin perder un set, se deshizo de otro francés, Simon (6-2, 7-5 y 7-5). Las victorias confirman a España como la superpotencia del tenis, cierran la primera semifinal española de la historia en Australia, y hacen buenas las sospechas de Mats Wilander y Guillermo Vilas, dos grandes. Sólo Roger Federer o Andy Roddick pueden impedir que España gane su primera corona fuera de la arcilla de Roland Garros o la hierba de Wimbledon.
Gisbert, Gimeno, Arantxa, Moyà y Conchita perdieron la final en Melbourne
"Si tira con su primer servicio, tiene una oportunidad", dice Wilander de Verdasco
"No hay ninguna duda de que Verdasco es uno de los 10 mejores jugadores del mundo". Mats Wilander, campeón de siete grandes, se refugia a la sombra del sol asesino, que ya supera los 43 grados y obligó ayer a cerrar el techo de la pista central. Sus ojos echan chispas. "Cuando Fernando se retire, si lo único que ha hecho en su carrera es llegar a estar entre los 10 primeros, pues vale. ¡Pero importan las semifinales! ¡Lo que importa es ganar aquí!", ruge. Aquí, ahora, en Australia y en las primeras semifinales de un grande que juntan a dos españoles fuera de Roland Garros. Aquí, mañana, como el sexto español que llega a la penúltima ronda de Melbourne, y contra Nadal, el número uno del mundo. Aquí, a pelotazos y saques endiablados, argumentos con los que pasar de tenista secundario a protagonista.
"Si tira con su primer servicio, si apuesta por él, Verdasco tiene una oportunidad de llegar a la final, porque es un tenista peligroso", dice Wilander. "Siempre ha metido muchísimo spin [efecto curvado] en su saque, y jugando con una mentalidad propia de tierra batida. 'Meto el saque con spin y trabajo el punto con la derecha'. Eso no es suficiente. Necesita tirar primeros saques a lo grande. Ganar puntos gratis. Es lo que está haciendo. Tiene una derecha brutal. Se mueve lo suficientemente bien. ¿Se lo cree? Es lo que importa. Todo depende de lo que pase ahí arriba, en su cabeza".
Y la cabeza de Verdasco va de maravilla: ahí están 11 pelotas de break en contra de 13 salvadas ante Tsonga para hablar de su consistencia. Ahí están sus 34 aces en el torneo. Y la estadística que dice que pone en juego entre el 72% y el 81% de sus primeros saques.
"Fernando quizás sea uno de los mejores golpeadores del circuito", dice Wilander. "Ha comprendido de dónde vienen los puntos que gana, hasta dónde tiene que mantener vivo el intercambio, y entonces te ejecuta", prosigue. "Si no estás jugando bien, es difícil jugar contra Fernando, porque es, cómo decirlo, apasionado. ¿Puede serlo cuando las cosas vayan en su contra? ¿Contra Nadal? ¿Puede creer en la victoria contra los mejores? Hay que verlo".
Coincide Guillermo Vilas, campeón de cuatro grandes. "A mí me gusta Verdasco", dice. "Es muy temperamental, y por ahí ha venido el cambio: ahora maneja eso muy bien. Creo que es el tenista que más trabaja, después de Nadal, o a la par que él. Se esfuerza mucho, y en el tenis actual, con las velocidades que se usan, ganan los que tienen técnica, como él. Contra Nadal se sentirá raro: ambos se conocen muy bien. Para Verdasco no será lo mismo jugar contra uno al que quiera matar que contra Nadal".
Pasión. Hierro en la derecha. Piernas tragaleguas. Zurda tensa y garra. Verdasco y Nadal comparten los mismos valores. Hoy un partido los separa de unirse al grupo de Juan Gisbert (1968), Andrés Gimeno (1969), Arantxa Sánchez Vicario (1994 y 1995), Carlos Moyà (1997) y Conchita Martínez (1998), finalistas que fueron en Australia: España busca el único título que le falta.
El 'número uno', contra la AMA
Al mejor tenista del mundo no le gustan las nuevas normas antidopaje. Eso de tener que estar localizable 365 días al año es para Rafael Nadal un abuso, "una persecución intolerable en un deporte limpio en el que hay casos contados con la mano [de dopaje]". "Entre todos nos tenemos que poner de acuerdo para no aceptar esta norma [de la Agencia Mundial Antidopaje, AMA] y que la gente que maneja el deporte mundial, tanto la Federación Internacional de Tenis como el Comité Olímpico Internacional, comprendan que somos personas y no delincuentes", dijo el español en Melbourne.
"Me parece una falta de intimidad tremenda, pero como estamos en un mundo en el que no nos quejamos...", añadió Nadal; "es una vergüenza". "Ni mi tío ni mi madre saben dónde estoy", añadió el tenista, que reconoció que le pasó hace unas semanas, cuando estaba en Manacor tomando "unas copillas" con unos amigos. Nadal no es el único que ha alzado su voz contra el nuevo código. Un grupo de deportistas belgas presentó ayer una demanda para que un tribunal decida si la obligación de comunicar el paradero vulnera las normas europeas de privacidad.
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