"La Casa de Ourense me paga por conseguir datos de emigrantes"
Los 'profesionales' del voto son visibles en Argentina, aunque PP y PSdeG lo niegan
Entre las polémicas que rodean a una cita electoral como la del próximo 1 de marzo destaca la limpieza del voto emigrante. Una opinión muy extendida señala que la corrupción es moneda común para la obtención de estos sufragios y otros apuntan que los casos de ilegalidad son muy pocos. Bastan unas conversaciones con los responsables de los tres principales partidos en Argentina y un recorrido por el Centro Gallego de Buenos Aires para contrastar que hay algo de verdad en que se utilizan artimañas que en Galicia parecen olvidadas pero, al mismo tiempo, queda claro que los emigrantes tampoco son fáciles de engañar.
El Centro Gallego sigue siendo un buen termómetro de la realidad. La mayoría de los ancianos contactados llevan más de 40 años en el país y han visto muchas cosas en las distintas elecciones celebradas. Ninguno reconoce haber dado su voto al representante de algún partido para que ejerciese su derecho en su nombre, aunque algunos sí señalan que en otros comicios recibieron llamadas telefónicas de representantes del PP y del PSOE que se ofrecían para "hacerles el favor" de encargarse de su voto. Este es el caso de Aurelio García, nacido en Cabana de Bergantiños, quien señala que ha podido ver a los recaudadores de votos en los pueblos y barriadas que rodean Buenos Aires.
"Queremos el voto en urna; tal y como está es todo medio 'trucho", dice Amelia
Amelia, originaria de Dumbría que llegó a Argentina hace medio siglo, coincide con Aurelio en la existencia de llamadas de los dos partidos. "Queremos el voto en urna porque, tal y como está ahora, es todo medio trucho [falso]" explica Amelia, quien coincide con Aurelio en que la situación del Centro Gallego es mejor que hace unos años.
Lo que resulta curioso es que las opiniones de los emigrantes son bastante menos extremistas que las de otros votantes. Hay anécdotas jugosas como la que cuenta Ramiro, quien confiesa su simpatía por los socialistas pero al mismo tiempo reconoce su amistad con el conocido ex alcalde de Sada, el popular Moncho Rodríguez Ares. En 1981 fue a recogerle al aeropuerto de Ezeiza con su camioneta cuando Ares llegaba a Buenos Aires acompañado por la coral Cantigas da Terra, que iba a actuar en Buenos Aires. "No soy de ideas fanáticas", sentencia Ramiro, que antepone la amistad a las ideas políticas.
En la puerta del Centro Gallego aparece una azafata vestida con una camiseta de apoyo a Feijóo y que contacta con los emigrantes que salen del centro. A preguntas del periodista, explica que su trabajo consiste en explicar el programa del PP y obtener datos personales y de contacto de los emigrantes por si quieren solicitar posteriormente "más información". La azafata señala que ha sido contratada por la Casa de Ourense de Buenos Aires. En la carpeta que lleva es visible el logotipo de la Casa de Ourense en las hojas de toma de datos.
El responsable de esta institución, el concejal del PP en Bande Alfredo Enríquez, explica posteriormente que hay seis azafatas contratadas para la campaña electoral. Asegura que su labor es dar información y que los datos recogidos son simplemente para atender a aquellos emigrantes que necesiten "algún tipo de ayuda" y no para usarlos en las elecciones. También indica que la Casa de Ourense funciona sólo con fondos de sus socios, sin ayudas públicas, y añade que allí todos son del PP, aunque si llega alguno que no lo es y quiere ser socio se le intenta convencer "de forma amistosa" para que se sume a la opinión dominante.
Frente a esta realidad, los representantes del PP y del PSOE en Argentina coinciden en señalar que sus partidos no cuentan con agentes electorales y que todo el trabajo de campaña lo realizan militantes y simpatizantes. Avelino García, presidente del PP en Argentina, y Evaristo Oroña, secretario de Organización del PSOE en el país austral, indican que sus partidos no cuentan con fondos suficientes para contratar a agentes externos para la campaña. También minimizan la incidencia de otro de los mitos que rodean al sufragio de la emigración: los muertos votantes. "No creo que ningún partido se dedique a eso. Solo pueden hacerlo personas sin moral ni dignidad", indica García.
Por su parte, Oroña cree "complicado" que haya gente que dé su documentación a alguien para que vote por él. "Normalmente, los emigrantes reciben su voto en casa y lo despachan por correo. Lo que sí puede suceder es que un miembro de una familia lleve varios votos desde su casa al correo, pero eso es algo natural", concluye.
Frente a la campaña de guante blanco que pintan los partidos, se impone la evidencia de que hay personas contratadas para realizar tareas electorales. Hay que recordar casos como el de la supuesta agente electoral socialista, María Isabel Blanco, que explicó en la Cámara gallega cómo había viajado a Buenos Aires con fondos públicos para hacer campaña entre los emigrantes. El pasado sábado, durante un acto electoral del PP de Argentina con alcaldes de A Coruña, un grupo de jóvenes repartía a la entrada un panfleto anónimo en el que se culpaba a los populares de impedir que muchos emigrantes puedan votar al haber solicitado a la Junta Electoral la obligatoriedad de incluir una fotocopia del pasaporte o DNI con el voto. Los organizadores no dudaban en atribuir al PSOE la autoría de los panfletos.
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