"El estruendo de los árboles era impresionante"
El temporal se ensañó especialmente con la comarca del Ortegal, en la costa entre Bares y Cedeira. Nueve personas, cinco adultos y cuatro niños, quedaron atrapados durante horas en la casa rural de Lamacido, en la parroquia ortegana de Loiba. Los seis pasajeros del autobús que la noche del viernes cubría la ruta entre las localidades de Ferrol y Viveiro tuvieron que ser evacuados por efectivos de Protección Civil y pernoctar en la villa ortegana.
A última hora, al menos un núcleo rural en Xorres (Couzadoiro) permanecía aislado sin agua ni luz, mientras se reabrían los caminos hacia Salgueirón y A Vicoña.
Los efectos del temporal (que descargó sucesivas tormentas de granizo sobre la comarca), aún eran visibles: carreteras plagadas de eucaliptos tronzados, tejados arrancados de cuajo y estructuras metálicas desplazadas centenares de metros por el viento.
El pabellón municipal quedó "inutilizado", los jardines "arrasados" con cipreses centenarios volcados sobre las casas y el mobiliario urbano está "completamente inservible". El tejado de la oficina de turismo voló monte arriba hasta aterrizar en A Magdalena. "Estamos evaluando los daños, pero es un auténtico desastre económico" resumían ayer fuentes del municipio. En Cedeira y Cariño, casi un centenar de embarcaciones se hundieron o presentan daños severos y "demasiadas" horas sin luz obligaron a miles de familias de la zona a recurrir a generadores eléctricos, que se agotaron en cuestión de horas.
El alcalde de Ortigueira, Rafael Girón, del PP, planteará hoy la declaración del Ortegal como "zona catastrófica", en una reunión con los regidores de los municipios colindantes para dar una respuesta conjunta a la "magnitud" de los "devastadores" efectos del temporal. Asegura que el ayuntamiento no tiene capacidad económica para afrontar el costo de las reparaciones y plantea una respuesta conjunta de los municipios al amparo de la administración autonómica.
Atrapados
Javier Trillo y sus dos hermanos, naturales de Noia, alquilaron una de las casas de la aldea rural de Lamacido para el fin de semana, junto a sus sobrinos de dos y ocho años. Junto a ellos, en una vivienda contigua estaba el dueño, Pedro Pinies, con su mujer y dos hijos. La noche del viernes quedaron atrapados entre un centenar de árboles que se desplomaron sobre la pista de acceso. "Atrancamos puertas y ventanas. El estruendo de los árboles cayendo era impresionante" relata Javier, "en un tramo de 30 metros contamos 50 troncos". Aislados, sin agua ni luz, se desplazaron a pie hasta el centro de Ortigueira para buscar ayuda, pero los servicios de emergencia estaban colapsados.
"La casa aguantó bien, pero se desplomó un cobertizo que aplastó a una oveja y un cordero" cuenta Trillo, que hoy regresa a su trabajo en Madrid.
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