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Una comparecencia con riesgo

Luis R. Aizpeolea

Veintidós meses después de su bautismo de fuego, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero regresa mañana a los Estudios Buñuel de Televisión Española para responder a las preguntas de un centenar de ciudadanos en el programa Tengo una pregunta para usted. Aquella comparecencia, que estrenó el modelo televisivo en España, importado de la Francia de Nicolas Sarkozy, estuvo marcado por un éxito de audiencia, cercano a los seis millones de personas de media, en las casi dos horas de emisión.

Con aquella comparecencia, Zapatero, amante de los riesgos, pudo añadir otra aventura a su palmarés. Lo hizo a dos meses de las elecciones municipales y a un año de las generales. Pero, en esta ocasión, el riesgo es de otra índole. Aunque se presenta a menos de un mes de las elecciones autonómicas en Euskadi y Galicia, el principal riesgo que corre es el de la pésima coyuntura económica, con una Encuesta de Población Activa que acaba de dar 3,2 millones de parados y un 14% de tasa de desempleo.

En su comparecencia, hace ahora dos años, los asuntos que más interesaron a la audiencia fueron la educación, la vivienda, la igualdad, la inmigración y la violencia de género. Los temas considerados más aburridos fueron los relativos a la vida política y un 24% dijo que le aburrió el tema del terrorismo. En este contraste con la realidad, lo razonable es que el desempleo sea tema central de las preguntas y que Zapatero tenga que verse las caras con ciudadanos en paro.

Zapatero goza de una ventaja y es el profundo conocimiento que tiene de la crisis económica y de las medidas adoptadas, tanto en los foros internacionales como en su propio Gobierno, para afrontarla porque se ha puesto a la cabeza de esa manifestación en España. Pero corre el riesgo de dejarse llevar por la catarata de cifras macroeconómicas y resultar frío y distante para sus interpelantes. Fue ese precisamente uno de los errores que se le atribuyeron en su anterior participación de hace dos años. Él mismo reconoció, al día siguiente, en una conversación con periodistas, que el alejamiento físico de los participantes en el programa podía haber contribuido a ello.

El otro error que se le atribuyó entonces fue formal y es que durante las dos horas del programa no supo qué hacer con las manos. Curiosamente, el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, que le siguió semanas después, dio con la solución, al llevar un bolígrafo en la mano. Un interrogante. Tal vez por eso, por aprender de los errores ajenos, Rajoy por segunda vez, ha pospuesto su comparecencia en el programa a la de Zapatero, y, además, tras las elecciones del 1 de marzo.

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