Euskadi electoral
El PNV necesita que la izquierda 'abertzale' quede fuera de los comicios, pero con su oposición
Como cada vez que la justicia ha actuado contra la izquierda abertzale, el PNV y sus aliados han atribuido a "cálculos electorales" (del PSOE) la detención de varios miembros de Batasuna en aplicación de la Ley de Partidos, el "pecado original", según Urkullu, de todo este asunto. La acusación de que los socialistas tienen interés en sacar de la competencia electoral a la izquierda abertzale carece de lógica. Es al PNV al que le interesa que no concurra para recoger una parte al menos del electorado potencial de Batasuna. Lo cual ha ocurrido cada vez que ha sido verosímil una mayoría no nacionalista. Como ocurre ahora.
No sólo porque las encuestas revelen un empate técnico entre PNV y PSE, sino porque en las legislativas de marzo pasado los socialistas superaron en casi once puntos (38% frente a 27%) al partido de Urkullu; y porque incluso si el PNV fuera el partido más votado, no es seguro que Ibarretxe alcance la mayoría necesaria para gobernar, dando continuidad a su Tripartito. Desde este punto de vista, podría darse la paradoja de que el PNV ganase las elecciones y las perdiera su candidato.
Esto es a su vez efecto de la recolocación de piezas que se está produciendo en la política vasca. EA no irá esta vez en coalición con el PNV porque considera que su supervivencia como partido puede estar mejor garantizada en un posible "polo soberanista", con una Batasuna desvinculada de ETA. Si el proyecto cuajara, podrían incorporarse Aralar y también el sector del PNV identificado con Egibar, que ya planteó el año pasado la posibilidad de una candidatura conjunta de todos los partidarios de la consulta soberanista de Ibarretxe. Otegi defiende un planteamiento similar, pero sin el PNV y sin desvinculación previa de ETA: un Lizarra-bis, como marco para una nueva negociación que ponga precio a la posible retirada de ETA.
Todo indica que la dirección del PNV tiene dos objetivos principales: seguir gobernando y librarse de Ibarretxe. Pero son dos objetivos difícilmente compatibles en lo inmediato, y el primero es más acuciante. De ahí la alternancia de mensajes fríos y calientes de Urkullu. Al presentarse sin EA, el PNV sólo aseguraría la primera plaza si hay un corrimiento de voto de la izquierda abertzale hacia la candidatura que encabeza Ibarretxe. Pero para ello es necesario que no haya lista blanca de Batasuna, y que el PNV acredite que desea que pueda haberla.
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