Tradición y aventura

El cantautor barcelonés Rafa Pons dio el pasado jueves el pistoletazo de salida a la decimocuarta edición del ciclo BarnaSants. Y lo hizo agotando las entradas para su concierto en el teatro Juventut de L'Hospitalet de Llobregat. En la segunda jornada no se agotaron las entradas, pero la agradable sorpresa que se trajo Savia Yannatou a la sala barcelonesa Luz de Gas hubiera merecido un polideportivo abarrotado y enfebrecido.

La cantante ateniense ofreció uno de esos conciertos que te transportan, ya desde las primeras notas, a otro mundo. En este caso un mundo onírico, sin fronteras geográficas ni barreras mentales, repleto de nostalgia y belleza. La suya es una música inclasificable que viene de la tradición más antigua pero que se mece suavemente, como quien no quiere la cosa, en la contemporaneidad más comprometida.

Yannatou recorrió melodías de su Grecia natal junto con otras italianas, armenias, sefardíes y búlgaras respetando siempre el peso de la tradición, conservando sus melodías y sus ritmos ancestrales, pero inflamándolo todo con una voz que busca el riesgo y la aventura en cada frase.

Savina Yannatou posee una voz tan bella como amplia en su registro, puede ir del susurro al grito sin solución de continuidad, de la insinuación al sonido gutural, del ritmo endiablado a la melodía acariciante. Y lo hace en cada tema, llenando las frases tradicionales de colores que van mucho más allá de la simple interpretación, rehuyendo lo fácil y comprometiéndose en cada tema. Un trabajo sugerente e hipnótico que en la cercanía que favorece una sala como Luz de Gas se vivió en toda su magnitud.

Soberbia, Savina Yannatou ofreció su visión pancultural acompañada por un sencillo pero sumamente efectivo grupo que, para no ser menos, también escapaba a las normas habituales: Primavera en Solinico, aunque su nombre no figuraba en los programas.

Dirigido por el intérprete de kunum y acordeón Kostas Vomvolos, el quinteto arropó a la perfección la suave voz de Savina Yannatou y se soltó el pelo cuando fue necesario con improvisaciones cercanas al jazz más libre.