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Reportaje:

Los mejores estafadores del mundo

El timo de las cartas nigerianas persiste en Málaga tres años después del 'caso Nilo'

Fernando J. Pérez

La estafa de las cartas nigerianas goza de buena salud en Málaga y se extiende por Andalucía y la costa mediterránea tres años y medio después de la Operación Nilo, un macrodispositivo policial que se saldó con 310 detenidos. La operación, con 180 registros y centenares de agentes en la calle, se concibió como el "palo definitivo" a las redes que, desde domicilios y locutorios de Málaga, enviaban entre 15.000 y 20.000 cartas diarias a destinatarios de todo el mundo a los que se informaba de que habían sido agraciado con un premio de la lotería española, a la que nunca habían jugado. La red pedía a cada víctima que picaba 30.000 euros de media con la excusa de tramitar el pago de un premio que nunca llegaba.

"Cada dos o tres semanas detenemos a un grupo nuevo", afirma un inspector
La red timaba cada año 100 millones a personas de más de 50 países

"Nos volcamos en esta operación, fue el mayor golpe conocido en el mundo contra las mafias nigerianas y pensábamos que les íbamos a echar, aunque yo nunca fui muy optimista sobre el final de este delito", recuerda el inspector jefe Juan Titos, responsable de la sección de Delitos Tecnológicos y Fraudes de la Comisaría Provincial de Málaga. Tres años y medio despues de Nilo, el pesimismo de este policía parece confirmarse: "Tras la operación hubo el lógico bajón en la actividad, pero con el paso de los meses regresaron. Ahora, cada dos o tres semanas detenemos a un grupo de nigerianos que se dedica a enviar cartas de lotería".

Esta semana la Fiscalía Anticorrupción ha pedido el procesamiento de 168 de los detenidos en la Operación Nilo. La celebración del juicio se antoja complicada. Más de 100 arrestados fueron expulsados de España al encontrarse en situación irregular, y el resto quedó en libertad provisional y es dudoso que se presenten a la vista oral. En cuanto a las 247 víctimas reconocidas -"por cada persona que denuncia la estafa hay cien que no lo hacen", calcula el inspector jefe-, están todas en el extranjero.

En el caso poco probable de que haya una vista oral, las "dificultades probatorias serán terribles", opina el policía. "Si en una casa se detiene a cinco personas y el fax desde el que se comunicaban con las víctimas está en un dormitorio ¿de quién es? Juzgarles va a ser imposible". Tampoco la Fiscalía ni los abogados defensores, muchos de los cuales han perdido de vista sus representados, son optimistas respecto a la viabilidad del juicio.

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La operación Nilo, desarrollada en julio de 2005, no surgió de la nada. "En los cuatro años anteriores acumulamos casi 400 detenciones. Como los teléfonos que se utilizaban tenían todos prefijo de Málaga, el problema no tuvo mucha repercusión en Madrid, pero cuando las redes empezó a comunicarse con las víctimas con teléfonos móviles, las denuncias llegaban a la capital y se reaccionó", recuerda Titos. El Departamento de Justicia de Estados Unidos, que incluyó a Nilo en la operación Timo Global, calcula que la red malagueña estafó 100 millones de euros a 20.000 personas de 50 países anualmente. Algunas víctimas pagaron 221.000 dólares (169.300 euros) a la red de criminales organizados.

Uno de los "misterios" sobre el timo de la lotería nigeriana que la policía no ha logrado resolver es por qué se han instalado estas redes en Málaga. "Aquí tenemos a los nigerianos con la lotería, en Granada los senegaleses se han especializado en los delitos contra la propiedad industrial", constata Titos.

Lo rudimentario del timo, una simple carta con una promesa falsa, puede resultar engañoso. La red desmontada en Nilo enviaba entre 15.000 y 20.000 misivas diarias, cada una con su sobre y con su sello, además del papel, la tinta de impresora, las etiquetas adhesivas y el gasto telefónico. Aproximadamente cada carta, con sus membretes para dar aspecto de oficialidad, costaba un euro, lo que obligaba a las mafias a contar con grandes fuentes de financiación. El 80% de los sobres se enviaban desde la capital malagueña, y los pagos se recibían a través de agencias como Western Union o cuentas corrientes con identidades falsas.

En 2007, Málaga fue el centro de la operación Nilo II, con medio centenar de arrestados. La policía descubrió que las mafias se habían tecnificado y se habían instalado en otras provincias andaluzas y en Valencia y Barcelona. "Ahora usan el correo electrónico para captar las víctimas, y luego les envían las cartas postales para dar imagen de seriedad", afirma el inspector jefe. Además, se han lanzado a nuevas formas de estafa, como los billetes tintados -la víctima paga por papeles negros creyendo que se pueden limpiar con un producto químico- o los cheques falsificados. "Los nigerianos son los mejores estafadores del mundo. Traen en jaque a la policía de medio planeta". Y todo parece indicar que lo seguiran haciendo.

Incautos ancianos y de clase media

- Las redes que se dedican a la estafa de la "lotería nigeriana" envían sus cartas de forma masiva e indiscriminada, utilizando listados de direcciones que las personas en los escalones medios de la red facilitan a los que están en la base de la organización.

- El perfil más común de la víctima, según la policía, es el de una persona de clase media y con escasa cultura informática. "Los anglosajones son los más crédulos, porque en su cultura todo lo que lleve un sello oficial, del banco o del Estado, es una garantía, y su falsificación está muy castigada", opina el inspector jefe Titos

- El Departamento de Justicia de Estados Unidos calcula que las víctimas en ese país ascienden a 2,8 millones de personas que abonaron a la red 1.000 millones de dólares (753 millones de euros). Muchos de los estafados eran personas mayores y discapacitados, según el Gobierno estadounidense.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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