Alan Walters, el académico que arropó a Thatcher

Sir Alan Walters, considerado por algunos como el arquitecto intelectual de la revolución thatcherista, falleció en Londres el 3 de enero a los 82 años de edad. Walters estaba muy influenciado por las ideas monetaristas de Milton Friedman, el economista estadounidense que se opuso a John Maynard Keynes y consagró la tesis de que una inyección excesiva de dinero en circulación acaba provocando inflación y las autoridades monetarias deberían centrar sus esfuerzos en mantener la estabilidad de precios. Aunque fundamentalmente fue un académico y no un político, Walters acabó teniendo una enorme influencia política por el impacto que produjeron sus dos periodos como asesor económico de Margareth Thatcher entre 1981 y 1984, primero, y en 1989, después.

Cortó el gasto, subió los impuestos y endureció la política monetaria

Aunque su nombramiento sorprendió a algunos, Thatcher y Walters ya se conocían cuando la primera ministra le llamó para poder así controlar mejor al siempre poderoso canciller del Exchequer (ministro del Tesoro) británico. Thatcher no tenía una gran formación económica, pero su intuición le acercaba poderosamente al monetarismo de Walters, con quien tenía muchos puntos en común. Los dos eran originarios de los Middlands y, nacidos en entornos relativamente humildes, compartían su creencia en el trabajo duro como forma de abrirse camino en la vida, aunque Thatcher era la hija de un tendero conservador y Walters era el hijo de un comunista que perdió su empleo en la Gran Depresión.

En su primera etapa como asesor de la primera ministra, Alan Walters desempeñó un papel primordial en la confección del turbulento presupuesto de 1981, cuando el Gobierno conservador rompió el pensamiento económico dominante y decidió cortar el gasto público, subir los impuestos y endurecer la política monetaria a pesar de que el país estaba en recesión y la opinión pública reclamaba políticas keynesianas para activar la economía. Pese a la famosa carta contra el presupuesto firmada por 364 economistas en The Times, aquel presupuesto fue considerado luego el primer paso para estabilizar la economía británica y llevarla a la expansión que acabaría viviendo hasta hace unos meses. A diferencia de ahora, el Reino Unido tenía entonces una inflación del 13%.

Aunque Walters tuvo problemas con el entonces canciller del Exchequer, Geoffrey Howe, nunca llegaron al nivel de tensión que le enfrentó a Norman Lawson, responsable del Tesoro cuando Walters volvió a Downing Street en 1989. Lawson defendía una política de alineamiento de la libra esterlina con el marco alemán y la entrada de la divisa británica en el mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo, aunque años después aclaró que esa entrada hubiera sido sólo temporal.

Walters, enemigo acérrimo de cualquier vínculo de la libra a la creación de una moneda única europea, se pronunció en público contra esa política. Lawson, que era entonces el canciller del Exchequer más longevo desde tiempos de David Lloyd George, dimitió, forzando así también la renuncia de Walters. La dimisión de Lawson era sobre todo un reflejo de sus malas relaciones con Thatcher, que acabó saltando de Downing Street un año después. La influencia de Walters cayó en picado desde entonces.

Alan Walters, nacido el 17 de junio de 1926 en Leicester, fue profesor de Econometría en la Universidad de Birmingham (1961-68) y enseñó también en el mítico MIT (1966-67), en la London School of Economics (1968-76) y en la Universidad John Hopkins de Maryland (1976-91), entre otras. Trabajó como asesor para el Banco Mundial (1976-80) y fue vicepresidente de la aseguradora AIG (1992-2003). Se casó dos veces. Le sobrevive su segunda esposa, Paddie, y una hija de su primer matrimonio, Louise.