El Constitucional anula la repatriación de un menor al reconocerle madurez para oponerse
El Tribunal Constitucional ha reconocido a un menor de edad marroquí el derecho a oponerse a su repatriación al tener "capacidad y madurez suficiente", pese a no haber alcanzado por unos meses la mayoría de edad.
La Comunidad de Madrid instó la repatriación del menor marroquí B. E., que fue acordada por la Delegación del Gobierno. El menor, que contaba entonces 17 años de edad, impugnó judicialmente la decisión a través de un abogado. Para garantizar el derecho del menor a acceder a la jurisdicción, el juzgado de lo contencioso procedió al nombramiento de un defensor judicial, que recayó en su propio letrado.
La Comunidad de Madrid recurrió en apelación el nombramiento, y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid acordó que el menor no tenía capacidad procesal para oponerse, quedando no juzgada la repatriación. Según el Tribunal, sólo los padres del menor, o en su caso, el Ministerio Fiscal, tenían capacidad para oponerse.
El Tribunal Constitucional, por su parte, entiende que se ha vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva del menor, ya que la aplicación del derecho procesal ha resultado "desproporcionada".
El alto tribunal considera que una decisión no puede resultar tan "rigorista" que sacrifique intereses de especial relevancia, entre los que se encuentra "el derecho de cualquier menor, con capacidad y madurez suficiente, a ser oído en vía judicial en la adopción de medidas que afectan a su esfera personal".
Capacidad procesal
El Constitucional explica después que no puede pronunciarse sobre cuestiones de legalidad ordinaria como el nombramiento de un defensor judicial o si se hubiera debido reconocer capacidad directa al menor. Por eso, la sentencia declara la nulidad de la decisión del tribunal de Madrid sólo en lo referente a negar representación y capacidad procesal al menor de edad y ordena retrotraer las actuaciones para que se dicte una nueva resolución respetuosa con el derecho fundamental vulnerado.
Por su parte, el menor, E. B., localizado por Europa Press, expresó su confianza en que su periplo "no se vuelva a repetir". El menor agradeció la intervención de su abogado, Ignacio de la Mata, quien consiguió "bajarle literalmente del avión" al que la policía le había subido. Cuando "tenía el cinturón ya puesto", una llamada del juez a la cabina ordenó a la azafata su desembarco.
"Pasé mucho miedo, era pequeño y estaba muy asustado", confiesa el muchacho, cuyo compañero de asiento no tuvo tanta suerte y fue enviado a Rabat. "Es muy duro volver, porque siempre piensan que te han echado porque has robado o te has estado drogando. Conozco a muchos chicos que han vuelto y es muy difícil", manifestó. El Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda, consideró "importantísima" la sentencia.
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