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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Betty Freeman, mecenas de la música contemporánea

Le gustaba la complejidad, el desafío, la ambigüedad y la abstracción

Betty Freeman, una de las principales mecenas de los compositores de música contemporánea, falleció el pasado sábado en Los Ángeles. Tenía 87 años y la causa de su muerte fue un cáncer de páncreas. "Siempre me ha interesado lo nuevo y no entiendo por qué no le ocurre lo mismo al resto de la gente. La música antigua está bien, pero a mí me gusta la complejidad, el desafío, la ambigüedad, la abstracción". Con estas palabras explicó Freeman durante una entrevista en los años noventa el porqué de su interés en la música contemporánea.

Gracias a ella, compositores clave del género como John Cage, Pierre Boulez, Steven Reich, Harrison Birtwhistle o John Adams pudieron desarrollar algunas de sus composiciones más aclamadas. Más de ochenta creadores tuvieron la suerte de hechizar el oído de Freeman, quien financió cientos de composiciones, grabaciones y espectáculos. Y según ella misma reconoció en declaraciones al diario The New York Times, "mi selección es totalmente arbitraria y está basada únicamente en mi reacción a sus creaciones musicales". Entre los trabajos que financió destacan la ópera Nixon en China, de John Adams; Different Trains, composición de Steven Reich para el Kronos Quartet, o la ópera L'amour de Loin, de Kaija Saariaho, entre otros.

Entre los afortunados que disfrutaron de su generosidad destaca Harry Partch, un compositor estadounidense que además construía sus propios instrumentos, que en 1964 vivía prácticamente en la indigencia y al que ella adoptó, manteniéndole durante toda una década, hasta su muerte. "Es sorprendente que conectara con este hombre que era virtualmente un homeless y que valorara su trabajo hasta tal punto como para aguantar su comportamiento abusivo durante 10 años", declaró en una entrevista el compositor John Adams.

Freeman también financió un documental sobre Partch y fue durante aquel rodaje cuando esta mujer adinerada, que heredó una gran fortuna de su padre, un exitoso ingeniero químico, comenzó a trabajar también como fotógrafa. "Descubrí mi pasión por el retrato", dijo entonces. Durante el rodaje hacía falta alguien que se dedicara a la foto fija y casi por casualidad fue ella la elegida. Se convirtió en una buena retratista y algunas de sus fotos aún cuelgan hoy en la entrada del Carnegie Hall.

Aunque creció en Nueva York, donde estudió literatura inglesa y piano, se mudó a Los Ángeles tras su primer matrimonio. Allí tuvo cuatro hijos con el empresario Stanley Freeman (de quien tomó el apellido), pero se divorció en los años setenta. Después se casó con un pintor italiano, Franco Assetto, un hombre que nunca compartió con ella su pasión por el minimalismo musical pero quien se convertiría en el cocinero oficial del salón de compositores que Freeman creó en 1981. Durante toda una década Freeman se dedicó a invitar mensualmente a su casa a unas 100 personas -empresarios, conductores, managers- mientras dos compositores discutían o presentaban ante esa audiencia sus trabajos. Al finalizar los encuentros su marido obsequiaría a los invitados con diversos platos de comida italiana.

La mecenas estadounidense Betty Freeman.
La mecenas estadounidense Betty Freeman.AP

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