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Reportaje:Moda

Traje a la medida de 2009

Un sombrerero 'loco', el triunfo del amor y la inevitable crisis, entre los hitos de la moda para el año que empieza

Eugenia de la Torriente

Estas son algunas de las citas, nombres, tendencias y noticias que aspiran a protagonizar la agenda de la moda de los próximos meses. La que tiene plaza asegurada es, obviamente, la crisis y sus devastadoras consecuencias.

- Tocados por el maestro. El 24 de febrero se inaugurará la primera muestra de sombreros organizada por el museo Victoria&Albert, de Londres. Una colaboración con el diseñador Stephen Jones que mostrará 300 piezas seleccionadas por él. Algunas proceden del fondo de la institución; otras son fruto de la prolífica inventiva de sus casi tres décadas de carrera. En un jardín barroco se mezclarán un sombrero de Audrey Hepburn en My Fair Lady con un tocado egipcio del 600 antes de Cristo. La muestra sirve también para distinguir el excepcional talento de Jones, colaborador de John Galliano y Comme des Garçons y pieza instrumental de cuanto tienen de grandioso espectáculo de fantasía sus desfiles.

- Un poco de amor. El sentimiento de solidaridad de la industria ante la adversidad generó algunos de los momentos más emotivos de 2008. Habrá que ver cuánto dura, pero el clima de buenas intenciones se deja notar todavía en la proliferación de corazones. Aparecen, por ejemplo, como inauditos compañeros de la odisea espacial que Balenciaga propone para primavera (¿extraño eco de la película Wall-e?). También hay romance y épica en la nueva revista de la influyente estilista británica Katie Grand. Tras romper consigo misma (abandonó la revista Pop, que ella había creado) para lanzar un nuevo título semestral bajo el paraguas de Condé Nast, ha decidido que éste se llame Love. El primer número está previsto para el día de los enamorados.

- Hombreras, brillos, 'jeans'. Dos colecciones se apuntan como las más influyentes para la próxima temporada: Marc Jacobs para Louis Vuitton y Christophe Decarnin para Balmain. De sus dispares acercamientos a una rejuvenecida y descarada elegancia parisiense, surge una nota común, estridente y potente. Sentimiento ochentero con tres vértices: brillos y metalizados, ajustados vaqueros desgastados y las siempre receladas hombreras. La rebeldía hortera de Estefanía de Mónaco es un peculiar referente en una época de austeridad

- Fieras de cómic. El espíritu salvaje del leopardo se acentúa al teñirse de fucsia o naranja. La tropical versión de los motivos felinos es una de las ideas más evocadoras de las colecciones para la primavera de 2009, masivamente atenazadas por el miedo. Coinciden en ella la irreverencia de Christopher Kane y la sublime elegancia de Alber Elbaz en Lanvin.

- La modelo como musa. Tras analizar la relación de la moda con los superhéroes, el Costume Institute del museo Metropolitan de Nueva York, dedica su muestra anual a un tema todavía más mediático: las modelos. Según Harold Koda, su comisario, la exposición de 2009 examinará la moda entre 1945 y 1995 a través de la idealizada estética de las mujeres que la exhibieron, de Veruschka a Naomi Campbell. "Nos fijaremos en el poder del vestir, de la fotografía de moda y de las modelos para proyectar el aspecto de una época". El diseñador Marc Jacobs presidirá la inauguración, el 4 de mayo, junto a la inevitable Kate Moss, el músico Justin Timberlake y Anna Wintour, de Vogue.

- Nueva estrategia. El despido de 200 trabajadores en Chanel demuestra que nadie es inmune a la crisis. Marcas prestigiosas como Brioni, Lanvin o IT Holding (que controla Gianfranco Ferré y las licencias de Just Cavalli y Galliano, entre otras) persiguen inversores minoritarios que les permitan librarse de acuciantes deudas o expandir su red de distribución para crecer y conseguir ser más rentables. Sin comprometer el control que a menudo sigue en manos familiares. Pero vender cualquier cosa es complicado estos días. Incluso un pedazo de un logo exquisito.

- El viaje de Raf Simons. Tanto recordar la gran depresión parece haber traído a la memoria el fabuloso aspecto que el crack asfixió. Eso, unido al renovado gusto por lo exótico, explicaría la propagación de flecos, plumas y adornos hilados que acarician la piel. Suma de referentes que explicó como nadie Raf Simons en su imprescindible colección para Jil Sander. Un viaje del África tribal a París de Man Ray en los veinte cuya modernidad Josephine Baker, seguramente, aprobaría.

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