_
_
_
_
ANÁLISIS | El 'lehendakari' convoca comicios anticipados
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Aires de agotamiento

Fiel a su gusto por los golpes de efecto, el lehendakari Ibarretxe ha hecho coincidir las próximas elecciones vascas con las ya anunciadas en Galicia, adelantando su celebración lo máximo posible. Con maniobras de este tipo los dirigentes políticos tratan de transmitir una idea de control de la situación, cuando lo habitual es que revelen lo contrario: inseguridad ante lo que viene.

Haber sorprendido levemente a sus adversarios, que esperaban los comicios en la segunda quincena de marzo, y dificultar la presencia en Euskadi de los líderes nacionales del PSOE y PP, que tendrán que repartirse en dos frentes, son las únicas ganancias del solapamiento de fechas. Sin embargo, la voluntad de dificultar con esa finta los preparativos de los demás contendientes revela dos cosas nada halagüeñas para Ibarretxe y su partido: que se encuentran seriamente preocupados por el resultado de las elecciones y que las posiciones entre el PNV y el PSE están tan próximas como indican las encuestas y la balanza puede inclinarse a uno u otro lado por detalles tan nimios como ése.

Más información
Ibarretxe solapa las elecciones vascas con las gallegas para debilitar a sus rivales

Como hiciera en su mensaje de fin de año, el lehendakari dio ayer por cumplido el mandato que inició en mayo de 2005. Pero el concepto de agotado respondería mejor al balance que rinde el Gobierno tripartito que ha presidido. Desde septiembre, tras el frenazo del Constitucional a la consulta popular, la legislatura había entrado en los minutos de la basura y las brechas abiertas entre los tres socios no dejaban de ensancharse.

La crisis económica puede convertirse en el mejor aliado del candidato peneuvista para evitar que su partido salga del poder en las novenas elecciones convocadas en Euskadi. Le va a permitir maquillar su anterior dedicación monotemática a la consulta y a la búsqueda de la ecuación mágica que resuelva de una tacada (y en clave nacionalista) los problemas de la violencia y de las relaciones del País Vasco con el resto de España. Pero será una ayuda paradójica, porque si algo le ha caracterizado en sus diez años cumplidos como lehendakari es el haberse desentendido de la gestión diaria de gobierno para dedicarse a los "problemas" por antonomasia del país.

Ibarretxe, sobre todo a partir de su triunfo espectacular y apurado en 2001, no ha querido ser un simple gobernante. Por lo tanto, el balance de su década habrá que hacerlo sobre los desmesurados objetivos políticos que se marcó. Que ahora el PNV venda su candidatura resaltando la supuesta superior fiabilidad como gestor de Ibarretxe tiene un inequívoco aire de retorno a 1998 y de rectificación imposible. El cansancio causado en la sociedad vasca por la insistencia improductiva del lehendakari en hallar una solución que satisface solamente a una parte de los nacionalistas ha situado como factible la alternancia que no fue posible en 2001, cuando el PP y el PSE lo intentaron mediante la confrontación directa con el nacionalismo.

El cambio político en Euskadi, si finalmente se produce, habrá llegado sin dramatismos y después de una larga, muy larga, maduración. La solución, en 57 días.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_