Un nuevo escenario aún más extremo

Aliviado el shock que provocó la cancelación del Rally Lisboa-Dakar del año pasado debido a la amenaza terrorista de Al Qaeda, la trigésima edición de la carrera por etapas más severa que existe arranca hoy desde Buenos Aires, con ese mismo destino, una vez se hayan completado 9.574 kilómetros repartidos entre Argentina y Chile. Desde la Pampa hasta el desierto de Atacama pasando por la Patagonia y cruzando dos veces los Andes, la caravana del Dakar va a darse de frente con la prueba más extrema de los últimos años, la primera de la historia que transcurre por suelo suramericano. Desde la Amaury Sports Organisation (ASO), la empresa promotora de esta aventura, se ha puesto especial empeño en diseñar una carrera que no caiga pronto en el olvido. Si se atiende al análisis de las etapas que han hecho los pilotos, ASO ha dado en el clavo.

"El término que mejor define esta edición es diversidad". La afirmación es de David Castera, director deportivo de ASO y el encargado de diseñar todo el recorrido del rally. "En África, el hilo conductor era la inmensidad del desierto, la nada. Aquí, por el contrario, nos vamos a encontrar con muchos elementos y accidentes geográficos distintos. Habrá zonas de montaña, habrá dunas, desierto, el Océano Atlántico, el Pacífico...", enumera este ex piloto francés, antes de asegurar, sin ningún tipo de vacilación, que "se trata del Dakar más duro de los últimos años". A medida que pasen los días, el calvario que soportarán los participantes irá in crescendo hasta llegar a Chile, donde el calor achicharrante que auguran las predicciones (40 grados, más que en África en esta época), además de la arena y de las dunas del terreno, pondrá las cosas muy peludas. Será entonces cuando se produzcan las grandes cribas, la selección natural que lleva intrínseca esta aventura, y que debe agitar al pelotón para que los grandes favoritos a la victoria final se destaquen al frente.

En este sentido, los candidatos son los de siempre. Volkswagen y Mitsubishi se disputarán la gloria de convertirse en la primera marca en ganar el raid con un coche diésel. El equipo japonés, con el francés Stéphane Peterhansel a la cabeza y con Nani Roma, estrena el nuevo Lancer Racing, un tremendo aparato que, por primera vez, incorpora un propulsor alimentado por gasoil. Enfrente estará Carlos Sainz y el tropel de Volkswagen, que llevan cuatro años evolucionando su Race Touareg, y uno concentrados en ganar la máxima fiabilidad posible. A estas alturas, los dos vehículos aún no se han medido en corto, y tal como están las cosas no hay un escenario mejor.

Si en coches sólo hay dos fábricas que optan a ganar, en motos ni eso. La victoria será para una KTM sí o sí. La marca austriaca es hegemónica en las competiciones de raids, y las dificultades que afrontarán los motoristas no deberían permitir que nadie más asomara la cabeza. Tras el gatillazo de hace dos años, cuando tuvo que retirarse el penúltimo día siendo el líder, Marc Coma, ganador en 2006, lleva casi dos años empeñado en sacarse la espina. Isidre Esteve, que narrará sus experiencias en EL PAÍS, pondrá todo su empeño en terminar. La espera ha terminado; el nuevo Dakar ya rueda.

Empacho de dunas