Significativo
"Es coherente que una pieza que trata sobre la memoria histórica se presente en una sala alternativa. Es significativo". Con estas irónicas palabras José Sanchis Sinisterra dio inicio a la charla que siguió a una de las funciones de su obra Terror y miseria en el primer franquismo, que Pepa Calvo ha llevado a escena con su compañía Teatre del Repartidor en el Tantarantana.
Se trata de un conjunto de episodios escritos entre 1979 y 2002 que describen la cotidianidad de los oscuros años cuarenta en España y que hallan su principal referente en los que Beltolt Brecht reunió bajo el título Terror y miseria del Tercer Reich. Falta uno, el que lleva por título Atajo -una caricatura del Opus Dei-, demasiado largo como para ser añadido a las dos horas que duran los ocho anteriores, según explicó la directora del montaje.
TERROR Y MISERIA EN EL PRIMER FRANQUISMO
De José Sanchis Sinisterra. Dirección: Pepa Calvo. Teatro Tantarantana, Barcelona. Hasta el 18 de enero.
Además a todas estas escenas pronto habrá que sumar otras cuatro, pues el premio nacional de Literatura Dramática 2003 "amenaza" con seguir hablando sobre esa época para luchar contra el olvido y evitar, en la medida de lo posible, que vuelva a suceder algo parecido.
Una espectadora comentó lo difícil que resulta acordarse del miedo, otra preguntó a los intérpretes más jóvenes cómo hacen para meterse en la piel de quienes sufrieron todo aquello. Y es que Sanchis Sinisterra, como hijo de vencidos, se interesa por ellos y por lo que les une. Los personajes de sus escenas son gente corriente, la mayoría ajenos a ideologías políticas concretas, y las escenas en sí, un retrato de su vida ordinaria, cada una de ellas desde un estilo teatral distinto. Desde el sainete popular en Plato único al teatro del absurdo en Primavera 39, la primera de todas, pasando por la alta comedia o el drama rural, Terror y miseria... recoge las injusticias, el hambre, la angustia, la ignorancia, la violencia, la represión, la imposición, la corrupción..., los ingredientes, en definitiva, del pan de cada día de quienes sobrevivieron a la Guerra Civil, tanto si acabaron en la cárcel (Intimidad), como en el exilio (Dos exilios), o incluso apoyando al régimen franquista (El anillo).
Mosaico de la España de posguerra, colección de testimonios de heridas, el montaje de Pepa Calvo es también un notable ejercicio de metamorfosis de los intérpretes, que se ven obligados a desdoblarse en varios personajes cada uno, y un no menos notable ejercicio de ensamblaje de situaciones dramáticas, en el sentido más amplio del término.
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