Mejorar la vida en Bangladesh
'Architectural Review' premia a Anna Heringer por sus casas con fosa séptica
Con la que está cayendo empieza a ser razonable pensar que el futuro podría estar en el pasado. En arquitectura, mientras las formas indefinidas de los ordenadores dibujan el nuevo perfil de las ciudades poderosas, los jóvenes arquitectos apuntan hacia otro lado. Así lo han reconocido este año los premios que, desde hace una década, viene concediendo la revista británica Architectural Review (AR) al talento emergente.
Entre los menores de cuarenta años que van a hacerse con el nuevo galardón hay un equipo español. Con su hotel Aire, levantado con palets (armazones) reciclados y con componentes prefabricados en el desierto navarro de las Bardenas Reales, Emiliano López y Mónica Rivera suman su talento al elenco de españoles (Ecosistema Urbano, Aparicio y Fernández Elorza o GPY) que ya han sido reconocidos en anteriores ediciones.
La prestigiosa revista recompensa también el hotel Aire de las Bardenas
Junto al hotel español, este año la arquitecta alemana de 31 años Anna Heringer ha conseguido, por segunda vez, el premio. Y, de nuevo, por un proyecto en Bangladesh. Si hace tres años ganó construyendo una colorista escuela de barro, esta vez lo ha hecho extendiendo esa misma ambición de sacar jugo a la nada. Ha logrado el premio por tres viviendas sostenibles de barro y bambú levantadas en Rudrapur. Con ventilación natural y agua caliente obtenida gracias a los paneles solares instalados en la cubierta, las de Heringer son las primeras casas de barro, de Bangladesh, que se construyen con fosa séptica. Eso es construir un futuro porque la mayoría de estas viviendas están autoconstruidas, pero mal planificadas. Es decir, cuentan con los recursos materiales y humanos para hacerlas, pero les falta el diseño para mejorar la vida en su interior. Heringer y el grupo Base Habitat les han demostrado cómo hacerlo.
Las oficinas que Alberto Mozó construyó en Santiago de Chile para una empresa de productos informáticos se hicieron con el tercero de los galardones. El chileno construyó un edificio "en transición" que puede desmantelarse completamente y, por lo tanto, reconstruirse para reinstalarse en otro lugar.
La razón de esa construcción en seco con maderas de Arauco es medioambiental. Responde doblemente a la naturaleza esquiva del tiempo actual. Y además hace propuestas: ofrece un entorno natural -de piezas de madera- a un cliente que vende tecnología. Y renuncia a las posibilidades urbanísticas del terreno -que permitía crecer hasta 12 plantas- para ponerse al nivel y la altura del resto de las casas del barrio.
Con estos tres proyectos, los premios Architectural Review de este año auguran un futuro arquitectónico que pasa por reconocer el pasado.
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