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Reportaje:

Entre peces payasos y corales

El Aquarium donostiarra ofrece desde hoy once nuevos tanques con 80 especies y un renovado museo

Después dos años de obras, el Aquarium de San Sebastián recibe hoy al público con dos nuevas atracciones: el museo totalmente renovado, donde sigue luciendo el renombrado esqueleto de la ballena capturada en aguas guipuzcoanas allá por 1878, y once nuevas peceras, en las que se estrenan 80 especies de llamativos peces e invertebrados tropicales y del Atlántico.

El Aquarium abrió sus puertas en 1928 con la asistencia de los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, y el príncipe Alberto I de Mónaco. Setenta años después, inauguró su primera ampliación en un espacio contiguo al edificio original, que destacó por la incorporación de un gran tanque de agua atravesado por un túnel transparente que permite ver nadar a dos tiburones toro (Txuri y Kontxita).

Las instalaciones han aumentado la presencia de ejemplares tropicales

En 2005 y con un presupuesto de 15 millones de euros, arrancó una segunda ampliación, dividida en dos fases. Para empezar, se construyó un edificio de dos pisos sobre la terraza de Aquarium, contra el monte Urgull, que alberga el restaurante. Se instaló además un enorme pecera en la zona del auditorio.

Quedaba pendiente la remodelación del viejo edificio del palacio del mar, que ha terminado ahora y ha permitido ampliar las instalaciones de 2.800 a 4.000 metros cuadrados. La entrada al Aquarium se ha situado al mismo nivel del puerto. Desde allí, el visitante subirá a una sala de proyección donde arrancará la visita al museo con un vídeo sobre la relación de Guipúzcoa con el mar.

Después de ver estas imágenes, y envueltos en una escenografía en la que domina el negro, los visitantes podrán conocer la evolución del comercio marítimo, los barcos y el arte de la pesca. El remodelado museo ha querido hacer un guiño a la Real Compañía de Caracas, para lo que ha recreado parte del interior de una nave del siglo XVIII. Otro guiño alude a las regatas de traineras, a través de maillots de distintos clubes, fotografías, pinturas y maquetas.

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No falta un espacio dedicado a la ballena, con el gran esqueleto citado como vigilante. Con una puesta en escena nueva, los visitantes tendrán también la oportunidad de observar las tradicionales colecciones de ciencias naturales del museo, con corales, mandíbulas, conchas, fósiles... Y si necesitan un respiro, siempre podrán descansar en el área de descanso habilitada con impresionantes vistas a la bahía donostiarra.

Una vez que finaliza el paseo por el museo, llega la hora de codearse con los peces. Las últimas obras no han impedido la visita a los 21 acuarios que había hasta ahora, así que los visitantes seguirán contemplando las especies que contenían, procedentes sobre todo del Cantábrico. La sorpresa llegará casi al final de la visita, con los curiosos y coloristas peces que habitan las once nuevas peceras, instaladas en el sótano del edificio original del Aquarium. Resalta un manglar de 18 metros de largo y agua salubre, por donde nadan peces jorobados, murciélago, cirujanos, ángel,... Un arrecife de corales descansa en otro de los acuarios, mientras por el resto se reparten los peces piña, payasos, ballesta, lápices...

La inauguración oficial de esta fiesta de colores y formas no tiene aún fecha. Como para cerrar el círculo, están invitados los Reyes españoles y el príncipe Alberto de Mónaco, pero es preciso que casen sus agendas.

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