El viaje de Koldobika Jauregi
El artista guipuzcoano muestra en San Sebastián sus últimas creaciones, retablos en madera y joyas de plata y oro
Bidaia (El viaje). Bajo este sugerente título, el escultor guipuzcoano Koldobika Jauregi (Alkiza, 1959) expone en la galería Ekain de San Sebastián medio centenar de piezas creadas en el último año y que invitan al espectador a viajar por un espacio repleto de símbolos y alusiones a la naturaleza. Las obras que dan nombre a la muestra son medianos retablos en madera, "casi como libros", con unas puertas o tapas que se abren y descubren grabados en acero corten y pan de oro. Quería que fuesen piezas "transportables". Y, a la hora de darles forma, pensó en esa típica pregunta de qué libro se llevaría a un viaje, o en cuál sería el resumen de ese viaje. Aunque también tenía en mente los iconos rusos.
Los trabajos se presentan "en forma de clave", comenta el artista. Y se explica: "No narro una historia de principio a fin, sino que doy pautas y espero que el espectador las entienda y desarrolle esas ideas". Aborda algunos temas con "connotaciones espirituales o religiosas", que se entremezclan con otros más laicos, como pueden ser "el amanecer de un gallo o la trashumancia".
Las piezas que presenta Jauregi están salpicadas, como en proyectos anteriores, de símbolos, como círculos, cruces o ruedas de carro. Con los círculos representa Oriente. Las cruces quedan para Occidente. Y las ruedas de carro pueden ser una figura hindú que tiene que ver con "el paso del tiempo, con la secuencia de las estaciones, con la propia vida". Esa lejana y "aprendida" referencia está ahí, pero también aflora aquello que el artista ha vivido. "Por edad, he visto los carros tirados por los bueyes en el campo, y esa memoria de lo natural prevalece en mí".
En cualquier caso, el mestizaje entre Oriente y Occidente le interesa desde hace tiempo a Jauregi. Trata de sortear "una visión parcial de las cosas" en las que parece que hay que elegir entre Oriente u Occidente, norte o sur, hombre o mujer... La idea de viaje también subyace en el uso de la madera que ha hecho Jauregi en las piezas que presenta en Ekain. El escultor ha "respetado e, incluso, buscado" madera que no es perfecta, en la que asoma un nudo, un agujero o una grieta. "No quería un arte muy elaborado, sino cercano a la artesanía. Un poco lo que vemos cuando entramos en una exposición de arte étnico, que no tiene ese halo de perfección, sino que puede ser algo quizá más transportable para un pueblo nómada o para la trashumancia".
Estas piezas en madera comparten espacio en la galería con pequeñas joyas en plata y oro que reproducen el espíritu de las anteriores y que como ellas estarán expuestas en Ekain hasta el próximo 11 de febrero.
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