"No me han descentrado"
Pese a las faltas, Messi logra su cuarto tanto en dos partidos contra el Madrid en el Camp Nou
Tres minutos de partido, tres faltas; dos a Messi y una a Henry. A los 14, La Pulga brinca y Gago le pisa el pie de apoyo. Messi mordía el césped y Guardiola reclamaba la atención de Medina Cantalejo, el árbitro, braceando lejos del banquillo. Así empezó el partido y así se jugó la primera parte. Jarreaban las faltas y Messi se llevaba todas las patadas.
"Acostumbra a llevar siempre la pelota pegada al pie. Es normal que le hagan muchas faltas, pero no vi excesiva violencia en ellas", dijo Juande Ramos, el entrenador visitante. "Ni por asomo creo que el Madrid fuera a hacerle daño de manera premeditada", sostuvo Pep Guardiola, su homólogo en el Barça. En su primer clásico, hace dos años, Messi marcó tres goles. Hubo empate a tres tantos. Entonces, el Madrid no pudo frenarle.
"Tras las patadas que ha recibido...", se lamentó Valdés por la amarilla al argentino
Ayer, los defensas blancos le hicieron seis de las once faltas que les pitó el árbitro en la primera parte. Sergio Ramos y Drenthe pagaron con una tarjeta amarilla. Metzelder la había visto antes por sacudir a Eto'o. El Barça hizo tres faltas en el primer tiempo y Márquez fue amonestado. Messi, que no recibió ninguna falta en el segundo tiempo, cometió la primera de su cuenta en el minuto 15 de la reanudación. Terminó el partido amonestado por quitarse la camiseta tras marcar el segundo gol.
"Si lo piensas, después de las patadas que ha recibido, no tiene sentido", razonó luego Víctor Valdés; "intentamos taparle para que el árbitro no lo viera, pero lo vio".
"Fue un gol espléndido", dijo Joan Laporta, el presidente del Barça. "Eto'o ha abierto la lata y Valdés ha estado sensacional", cerró.
Como Messi pidió la pelota siempre, cobró mucho y jugó poco. Ya lo dijo Bernd Schuster hace dos temporadas, la noche que el argentino cogió la pelota en su campo, se deshizo de cuanto le salió al paso y dejó el balón en la portería rival en un partido de la Copa del Rey contra el Getafe. "Le podíamos haber dado alguna patada", lamentó el entonces entrenador del Getafe. Ya no está Schuster en el Madrid, pero anoche, en el primer tiempo, ése fue el camino que sirvió para amarrar a Messi. Así nunca se pudo jugar el mano a mano contra Sergio Ramos, que finalmente hizo de lateral zurdo.
"Aunque recibí alguna [entrada] demasiado dura, son cosas del partido", se limitó a decir Messi tras el encuentro. Estaba contento el argentino -"lo importante era ganar", dijo-, aunque apareció poco en el primer tiempo y aún menos en la segunda parte. "Tengo un par de marcas", continuó el barcelonista; "pero estoy tranquilo. No me han descentrado".
Si en la primera parte Messi participó en 35 ocasiones, en el segundo tiempo apareció en 22. Le alcanzó para tirarle una pared a Busquets, que terminó en penalti: lo tiró Eto'o y lo falló. El Madrid suavizó los contactos, pero mantuvo el punto físico suficiente para complicar la vida al Barcelona a base de provocar sus errores con orden y ayudas.
Ha dicho Guardiola que Messi nunca juega mal, pero ayer pareció asustarse. Hasta que en una contra, sin nadie alrededor, encaró a Casillas y marcó el segundo gol para cerrar el partido. El argentino, secado a faltas por el Madrid en la primera parte, se fue del duelo con los tres puntos de la victoria, un gol -el cuarto que marca en dos clásicos jugados en el Camp Nou-, con el Madrid a 12 puntos y con una tarjeta amarilla por sacarse la camiseta en la celebración del gol.
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