"El deporte es un invento de hombres"
Encontrar a una mujer en un consejo de administración de una gran empresa es complicado. Al frente de una federación deportiva es casi imposible. Pero ahí está Marisol Casado, madrileña de 52 años, en la internacional de triatlón desde el 29 de noviembre. La única española presidenta de una federación olímpica es una mujer alta, risueña y de hablar tranquilo. Con una larga carrera en la gestión deportiva. Empezó como participante y con otros pioneros de su deporte en España fundó la federación a mediados de los ochenta. De ahí saltó a la europea y... hasta hoy.
"He vivido ser mujer como una ventaja", asegura entre el aperitivo de salmón ahumado y la ensalada que será su comida. Hoy ha sustituido el vino por agua con gas porque luego sabe que le espera una larga tarde de trabajo. Apenas picotea el pan, pero acaba con un imponente soufflé de plátano. A pesar de que su carrera parece contradecirlo, y del respeto de sus colegas, Casado es consciente de las dificultades que tienen las mujeres para abrirse paso en el mundo del deporte: "La gestión deportiva, como el deporte, es un invento de hombres. Está basado en el tiempo libre y las mujeres estamos siempre ocupadas", dice esta madre de una adolescente de 14 años. Su trayectoria es una excepción: "Estoy donde estoy porque mi pareja contribuye en más del 50% al cuidado de mi hija y siempre me apoya, le gusta que haga lo que estoy haciendo".
La presidenta de la federación mundial de triatlón defiende las cuotas
A ella le apasiona. Tanto que decidió dejar a un lado su trabajo anterior. Tras licenciarse en filología empezó a trabajar como profesora de español para extranjeros y por eso vivió un tiempo en Boston. Pero ya estaba atrapada por el deporte popular, por las carreras, los paseos en bici por el campo... Volvió a España y se centró en ello.
Para las que no han tenido tanta suerte, Casado está a favor de las cuotas -"sirven para lo que sirven, para romper barreras en momentos determinados"- y de organismos como la Comisión Mujer y Deporte del Comité Olímpico Español, que ella preside y que ayudan "a concienciar sobre la situación". "Partimos de una base de participación de las mujeres en el deporte muy baja", se queja. En el suyo las mujeres hacen los mismos kilómetros en bicicleta, a nado y corriendo que sus colegas varones y reciben los mismos premios. "Vale lo mismo una medalla de un hombre que de una mujer", dice; "por eso las becas ADO [de la Asociación de Deportes Olímpicos] marcaron un hito en su momento, porque son igualitarias", argumenta, algo que parece normal pero no lo es tanto.
Este discurso está calando. Hasta el prestigioso y conservador torneo de Wimbledon ha accedido a premiar a las mujeres, auténticos motores publicitarios de su deporte, como a sus colegas varones.
Paso a paso. Ya no es tan raro ver a una mujer entrenarse como un hombre. ¿Por qué iba a serlo verla dirigiendo un deporte mayoritariamente masculino (el 16% de las licencias del triatlón en España son de mujeres)? "Mi vida no va a cambiar demasiado...".
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