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"Alguno no recuerda ni el apellido de sus compañeros"

"Alguno está en estado de shock tal que no recuerda el apellido de sus compañeros", aseveró el armador del Rosamar, Jesús Labayén Pita, a las puertas del hospital de A Coruña tras visitar a los cinco supervivientes del arrastrero naufragado. Pasado el mediodía, unas cuatro horas después de irse a pique el barco, cuatro tripulantes de nacionalidad portuguesa y otro indonesio llegaron "conscientes aunque desorientados y con leves sintomas de hipotermia y alguna que otra contusión".

Sólo uno, Adriano Oliveira, permanecerá ingresado en observación mientras que sus cuatro compañeros, tras recibir el alta a última hora de ayer, fueron trasladados en autobús hasta Burela, donde deberán prestar declaración ante el juez. Marcharon acompañados de familiares, tanto de los supervivientes como de las víctimas, que viajaron hasta A Coruña nada más tener noticia de la tragedia. Los cuatro portugueses rescatados, Adriano Oliveira, Serginho da Silva, Augusto Mahía de Jesús y Luis Oliveira, son vecinos de las localidades de Matosinhos, Mortosa y Gala, cerca de Figueira da Foz. También salió indemne el tripulante indonesio K. Rudaman.

"No hay culpables"

El armador, vecino de Burela, confirmó que el barco, de 26 años de antigüedad, estaba faenando en arrastre cuando se fue a pique. "Aquí no hay culpables, estas cosas pasan y ojalá aparezcan más supervivientes", aseguró Labayén. "Los que están aquí no me saben decir nada", lamentaba el armador. Labayén coincidió con el secretario general del Mar, Juan Carlos Fragueiro, en negar cualquier retraso en activarse el operativo de rescate. La radio baliza del Rosamar, un buque reformado hace cinco años, dio la alerta a las 8.45 horas, once minutos después de obtener el último dato sobre la posición del barco. Apenas 10 minutos tardaron los equipos de rescate en movilizarse, aseguró Fragueiro tras visitar a los cinco tripulantes en el hospital, y lograron salvar al primer superviviente sobre las 10 de la mañana.

En cuanto a la confusión que se produjo al saltar la radio baliza del arrrastrero siniestrado, tanto el armador como el secretario general del Mar negaron que supusiera un retraso en el inicio de las operaciones de rescate. Por error, Salvamento Marítimo contactó con el hijo del armador pensando que la alerta procedía de otro barco de esa misma compañía, el Seiramar, de nombre muy parecido al del pesquero siniestrado, pero que ayer permanecía amarrado en el puerto de Burela. La compañía propietaria informó de inmediato de que era el arrastrero Rosamar el que estaba faenando.

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