_
_
_
_
Reportaje:

"Soy un 'ultra', no un criminal"

El fiscal pide ocho años de cárcel para Santos Mirasierra, el seguidor del Marsella detenido desde hace dos meses tras los disturbios en el estadio Calderón

"Sí, soy un ultra, pero no un hooligan ni un criminal". Con esas palabras abandonó ayer Santos Mirasierra el Juzgado 20 de lo Penal de Madrid mientras sus familiares veían cómo el hincha marsellés, de 34 años, regresaba a la cárcel de Estremera. El hispano-francés, detenido tras los disturbios previos al partido de la Champions que enfrentó el 1 de octubre al Atlético y el Olympique de Marsella en el estadio Calderón, espera ahora a que la juez Caridad Hernández decida sobre las acusaciones que le mantienen encarcelado desde hace dos meses. "Habrá sentencia en menos de 48 horas", confirmó Erlantz Ibarrondo, el abogado de Mirasierra, rodeado por una nube de periodistas españoles y franceses.

"No pegué al policía. Sólo le empujé para proteger a una chica", dijo el hincha francés

La fiscalía se ratificó en solicitar cuatro años de prisión para Mirasierra por un delito de desórdenes públicos, otros cuatro por un delito de lesiones a la autoridad y una multa de 1.200 euros. "Los testimonios policiales son contradictorios. Hay que respetar la presunción de inocencia de Santos", afirmó Ibarrondo, que solicitó la absolución del ultra "o mes y medio de prisión si la juez estimase el delito de lesiones", comentó reconociendo el empujón que Mirasierra propinó a un policía.

"Era la primera vez que nos hacían quitarla", argumentó Mirasierra cuando le preguntaron por la famosa pancarta con la imagen de una calavera -"de aspecto nazi", según el fiscal- que, al negarse los radicales a retirarla, originó el altercado. "Era la cuarta vez que esa pancarta entraba en un estadio español. Antes no hubo problemas", le apoyó en su testimonio el jefe de seguridad del Marsella.

Cuando la policía apareció para ayudar a los stewards (personal de organización de la UEFA) a retirarla, se desató el caos. "Alguien me empuja por detrás y caigo al suelo. Me pegan patadas. Me quitan el casco. ¡Me quedo a los pies de los caballos!", explicó un agente que hasta contemplar el vídeo no supo que Santos fue quien le empujó. "Pero yo no le pegué. Sólo le empujé para proteger a una chica rubia que estaba en el suelo", se excusó Mirasierra. El fiscal se afanaba en buscar a la muchacha en las imágenes.

-¿Dónde la ve usted?

-Aquí.

-¿Eso... es una mujer?

Hubo risas en la sala. La chica se llama Christine Vallete. Fue uno de los 14 testigos que presentó la defensa. "Por los porrazos recibidos me tuvieron que dar 11 puntos de sutura en la cabeza", aseguró Christine.

El mismo agente que recibió el empujón aseguró que fue Mirasierra quien lanzó un asiento al jefe policial en la bocana de la grada provocándole una brecha. El vídeo, sin embargo, sólo muestra la silla volando e impactando contra su compañero. "Además", añadió Ibarrondo, "es el mismo policía que decía que el asiento lanzado era rojo cuando es blanco. Una contradicción importante. No se puede acreditar la participación de Santos en ese incidente", afirmó en su conclusión.

"¡Santiii...!", le gritaron los familiares a Santos cuando, con los grilletes, abandonó la sala. "¡Esto es una sede judicial, no un partido de fútbol!", les reprendió un ujier. "Antes no creía en la justicia española, ¡pero ahora lo hago menos que nunca!", protestaba Lucile, la hermana de Santos, tan indignada como sus familiares con la labor de la intérprete nombrada para el juicio: "¡Lo traducía todo mal!". Tan mal que Ibarrondo solicitó que Mirasierra, de ascendencia extremeña, tradujese a los testigos interrogados. La juez rechazó la idea.

"Si tenían que haber encerrado a alguien, tendría que haber sido a ése", comentaba un periodista francés señalando a Christophe Bourguignon, el líder del grupo Commando Ultra 84 al que pertenece Santos y que ayer asistió a la vista con otros siete ultras marselleses. "He dado mi vida, mi dinero, mis vacaciones por seguir al Olympique", concluyó Mirasierra. "¡Y soy inocente!".

El aficionado del Olympique de Marsella, Santos Mirasierra, detenido el pasado 1 de octubre en Madrid a causa de los incidentes en el partido de Liga de Campeones entre el club francés y el Atlético de Madrid, ha reconocido que es "un ultra, pero no un 'hooligan' ni un criminal".En su uso de la última palabra, Mirasierra ha afirmado: "Soy inocente, desde hace diez años me he dedicado a mi peña ultra", ha dicho antes de que quedara visto para sentencia el juicio en el que el fiscal ha pedido 8 años de prisión para él por agredir a un policía.Vídeo: AGENCIA ATLAS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_