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2.000 inmigrantes vagan por Jaén en busca de trabajo en el olivar

Los españoles copan labores del campo que otros años hacían los extranjeros

Pablo Linde

Ninguno de los más de 300 africanos que abarrotaban ayer la estación de autobuses de Úbeda (Jaén, 34.347 habitantes) esperaba un autocar. Llevaban allí desde las siete de la mañana aguardando a que un capataz los contratase para la temporada de recogida de la aceituna, que teóricamente empezaba ayer, pero que se retrasará unos días por las lluvias. Como ellos, más de 2.000 inmigrantes buscan este trabajo en la provincia. Pero la mayoría no lo encontrará. Casi todas las cuadrillas están ya formadas por vecinos de los pueblos cercanos y por parados andaluces, a quienes la crisis ha obligado, por primera vez en muchos años, a echarse al campo.

A pesar de los anuncios que la Junta de Andalucía emitió en toda España advirtiendo de que este año no se necesitaba mano de obra, extranjeros de todos los puntos del país han llegado en las últimas semanas a Jaén para trabajar en los olivares. Las 800 plazas de los albergues municipales no son suficientes y cientos de subsaharianos y magrebíes llevan días vagando por los municipios y durmiendo en calles, cajeros automáticos, estaciones de autobús o pabellones deportivos que se han abierto para atenderlos.

Y el tiempo no acompaña. Las temperaturas bajan de cero cada madrugada y la lluvia, el granizo y la nieve aparecen intermitentemente en los pueblos jienenses, donde arraigan más de 60 millones de olivos.

Los ayuntamientos están desbordados. El de Úbeda fue el primero que decidió abrir, la semana pasada, el polideportivo para atender a los inmigrantes. El martes pernoctaron allí unas 130 personas. El número no para de crecer. Ayer, eran más de 300. En la localidad, además, hay dos albergues que pueden dar cobijo a 148 extranjeros. Sumados a los que duermen en las calles o los cajeros, hay en la localidad más de 500 inmigrantes que buscan un trabajo que seguramente no encontrarán. Y ellos no son los que están peor. Reciben al menos una comida al día -ayer Cáritas repartió más de 700- y tienen el techo del pabellón para resguardarse. En otros pueblos cercanos, ni eso.

Para abordar este problema, los 20 municipios con albergues de la provincia de Jaén tienen hoy una reunión con la Subdelegación del Gobierno en la que deben tomar medidas de coordinación. Juan Clemente, teniente de alcalde de Úbeda, explica que es necesario abrir más polideportivos para que su municipio no atraiga a todos los inmigrantes de la zona y se queden sin posibilidad de atenderlos. "Es una reunión que ya estaba prevista, pero que se debería de haber hecho antes, porque estamos desbordados", lamenta.

El problema no es nuevo, pero sí mucho mayor que en otras ocasiones. Cuando hay trabajo, los inmigrantes que llegan van siendo alojados y poco a poco abandonan los albergues para incorporarse al tajo. Pero esta vez las plazas están cubiertas. Más de 15.000 andaluces en paro se habían apuntado a un nuevo registro del Servicio Andaluz de Empleo para la recogida de la aceituna. "Como mucho, podrán colocarse algunos como refuerzo, los domingos o algo parecido", dice un miembro de Protección Civil que los atiende.

Algunos han aceptado los billetes de autobús que los ayuntamientos y Cruz Roja les facilitan para volver a las ciudades de donde vinieron, pero la mayoría no se resigna: espera que cuando se seque la tierra hagan falta manos. Y allí estarán ellos. Casi todos se dan de plazo una semana más hasta rendirse.

"Aquí hay miseria, pero ¿dónde voy a ir? En todos los sitios estamos igual", se queja Ruber, senegalés de 25 años que se llevó a Jaén todo lo que tiene: muchas ganas de trabajar y una maleta con todas sus pertenencias.

Algunos de los inmigrantes que se refugiaron en el polideportivo de Úbeda (Jaén).
Algunos de los inmigrantes que se refugiaron en el polideportivo de Úbeda (Jaén).ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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