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Pinar de Chamartín | El metro, de principio a fin

'Doctor Zhivago' y la de los piñones

El tranvía 477 llevaba de Serrano a la Puerta del Sol a 37 pasajeros; 21 iban de pie. Funcionó de 1908 hasta el 31 de mayo de 1972, cuando la EMT jubiló el servicio. Era un tranvía guapo, salió en Doctor Zhivago y en Las bicicletas son para el verano. Hoy es una reliquia en la cabecera Pinar de Chamartín. Aquí está a salvo, éste es un barrio bien. Lo primero que se ve al salir es verde; pinos, ciruelos y cerezos en las aceras. Esto es Arturo Soria, las señoras llevan pieles y perro, las niñas ipods y uniformes de colegios privados. El público Joaquín Turina tiene una valla infranqueable tras la que se atisban buenas canchas. Enfrente hay un centro de mayores. Un barrio hermoso a golpe de peluquerías y fisioterapeutas. Se anuncia un ático en venta. La respuesta al otro lado del teléfono: "1,3 millones de euros".

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"¿Qué te voy a contar?, yo no vivo aquí, mujer, vengo a trabajar", dice con prisas y cara de sorna una chica con acento latinoamericano. "¿Qué te voy a contar, mujer?, yo vivo aquí y vengo de jugar al pádel", dice con prisas y cara de sorna un chico sin acento latinoamericano (y con raqueta). Una señora con zapatos raros y algo desubicada recoge piñones del suelo en una bolsa de plástico. "Estoy de paso. Es la primera vez que lo hago, justo llevaba esta bolsa... y se me ha ocurrido".

La terraza de la cafetería Nuevo Jiménez está escondida en el verde, rodeada de azaleas. Un ejecutivo farda de PDA con GPS ante un compañero: "Mira que chulo, estamos aquí, ¿ves el toldo de la terraza?". "¿Y si me asomo se me ve a mí? ¿Es en directo esto del satélite?", pregunta el otro. Una bocina acalla la respuesta. Los comensales fruncen el ceño. Aquí no se pita.

Parece inverosímil, pero hay otra mujer recogiendo piñones en la acera. Isabel Rodríguez, de 30 años, trabaja en unas oficinas al otro lado de la autopista. Es su hora de la comida: "Por aquí no hay mucho que hacer y como siempre veo a una señora que anda recogiendo piñones, me dio la idea...". ¿Llevaba zapatos raros? "¡Sí, ésa es! La verdad, no sé que hacer con ellos", dice con una risa cómo de ¡qué raro es el mundo!

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