El perro del hortelano
Ni come ni deja comer. Ése parece el comportamiento del ex presidente Aznar. Primero nombra sucesor y luego, desde el minuto uno, empieza a segar la hierba bajo los pies del nombrado, ayudado, principalmente, por determinados medios y por los duros como Aguirre, aunque la lideresa no se resigne a que la llamen dura.
Pero, además de duro, el sector aznarista-aguirrista es pertinaz. El infalible por excelencia ha dado por defender a ultranza la política del desastroso Bush. Ha dicho que la historia le hará justicia. ¡Ojalá se la haga, y de paso también a los otros dos de la famosa foto de las Azores!
Por enésima vez Aznar lanza un dardo envenenado a Rajoy y, sin nombrarle, ataca a los que se limitan a heredar. Pero ¿quién nombró al heredero? ¿Se equivocó el ex al calibrar las virtudes de éste? ¿Acaso padece el síndrome de los malos jefes que opinan que después de ellos vendrá el caos? A veces da la impresión de que se desea el fracaso de Rajoy para volver a tomar el timón de la nave.
Lo cierto es que el PP perdió unas elecciones desde la mayoría absoluta, después de una política que nos llevó a una guerra condenada por el mundo entero y cuyos desastrosos resultados aún duran, y lo que queda todavía. Y de eso es responsable Aznar. Ni el "España se rompe" ni "Se arrodillan ante ETA" ni "Traicionan a los muertos" ni las manifestaciones para "defender a la bandera" ni el contubernio con los radicales de la jerarquía eclesiástica le sirvió de nada. Los tres años que quedan para las elecciones son muy largos y puede que la situación económica no dé tanto de sí como piensan. O empiezan a hacer política de verdad y se desprenden de una vez por todas de las glorias pasadas o lo tienen muy difícil.
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