Adrian Kantrowitz, cardiólogo estadounidense
Realizó en 1967 el primer trasplante de corazón en EE UU
El corazón de Adrian Kantrowitz, el cardiólogo que dedicó su vida a mejorar la salud de los corazones de otros, se paró el 14 de noviembre en Ann Harbor (Michigan). Tenía 90 años. Kantrowitz había sido el primer médico estadounidense en practicar un trasplante de corazón en Estados Unidos en 1967. Además, su trabajo fue esencial para el desarrollo de mecanismos de ayuda a la vida de pacientes con problemas cardiacos.
Lo suyo fue vocación desde la infancia. Nacido en Nueva York en 1918, a los tres años le dijo a su madre que quería ser médico, en su adolescencia ya había construido un electrocardiógrafo con partes recicladas de radios viejas y antes de los 25 ya había conseguido el título de doctor. Fue cirujano durante la II Guerra Mundial y al regresar comenzó a trabajar en el hospital Montefiore del Bronx especializándose en la investigación cardiaca.
Fue en aquel hospital, en diciembre de 1967, donde practicó una operación que le daría fama internacional: tomó el corazón de un bebé que acababa de fallecer y se lo transplantó a otro bebé que había nacido con un fallo cardiaco. El paciente sobrevivió sólo seis horas, pero aquella operación pionera supuso el inicio de un nuevo mundo del trasplante de corazón.
Fueron Kantrowitz y su colega Michael E. DeBakey quienes inauguraron una nueva era que daría alas a millones de pacientes con deficiencias cardiacas que no sólo se beneficiaron de su trabajo en el campo de los trasplantes sino de su pasión por el desarrollo de dispositivos como el marcapasos, que hoy ayuda a vivir a millones de personas en el mundo. La primera versión de lo que luego se ha desarrollado y hoy es sofisticada tecnología la creó Kantrowitz en 1962 con financiación de General Motors. Pero fue el asistente ventricular o LVAD su invención decisiva, aunque su imaginación no sólo se aplicó al ámbito de la cardiología. Inspirado por el movimiento muscular del corazón también consiguió crear un mecanismo para que los paraplégicos pudieran mover sus extremidades provocando electrónicamente el movimiento de sus músculos.
Después de trabajar en el hospital Maimonides de Nueva York pasó al Wayne State University School of Medicine de Detroit y además ejerció como cirujano en el hospital Sinai de esa ciudad. Su trabajo era tan apreciado que consiguió que su equipo, de 25 personas, se mudara con él a su nuevo destino. En 2001 recibió el reconocimiento a su carrera de la Sociedad americana de Órganos Internos Artificiales (ASAIO).
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